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RELIGIÓN

Benedicto XVI asegura en Santiago que España debe luchar contra el laicismo

Por Javier M. FandiñoTiempo de lectura2 min
Sociedad07-11-2010

Casi dos décadas después, un Papa vuelve a pisar Santiago de Compostela. Y lo hace presentándose como “peregrino entre los peregrinos” a 55 días del final del Año Santo. Siguiendo los pasos de su predecesor Juan Pablo II, Benedicto XVI hace escala en la ciudad gallega que tan importante ha sido en la consolidación del cristianismo en Europa. Posiblemente sea por esa razón por la que el Pontífice ha hecho de España su “destino número uno” en un mundo que “revive una nueva etapa de laicismo”.

“Un hecho excepcional en la historia”. El arzobispo Julián Barrio se ha mostrado tajante a la hora de valorar la visita de Benedicto XVI a Santiago de Compostela. Si bien es cierto que Juan Pablo II ya estuvo en la ciudad gallega hace 19 años, “esta es la primera vez que un Pontífice pide acudir expresamente a la capital gallega en un Año Santo”, señala el prelado. Nada más llegar al aeropuerto de Lavacolla el Pontífice, se pudo comprobar la trascendencia de esta visita papal. En el mismo aeropuerto de Santiago Benedicto XVI se reunió de forma privada con el Príncipe Don Felipe y Doña Letizia, así como con el vicepresidente de Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba. La visita estuvo a la altura de las circunstancias. Aunque los concurrentes no fueron tantos como se esperaban en un principio, su intervención en la misa celebrada en la Plaza del Obradoiro ante 7.000 personas tuvo un talante crítico acorde a las circunstancias que vive Europa. En un emotivo discurso abierto y cerrado con palabras en gallego, Benedicto XVI señaló la necesidad de que “Dios vuelva a resonar nuevamente bajo los cielos de Europa” ante la nueva etapa de laicismo que vive Occidente, especialmente España, que parece renovar el “laicismo y el anticlericalismo” que sufrió en la década de los 30. Una situación que se solucionaría por medio de una “reevangelización” que sea capaz de resolver la pugna entre “modernidad y fe”. El Papa, que se presentó como un “peregrino entre los peregrinos”, aprovechó su visita para acceder al interior de la catedral por la puerta de Azabachería y contemplar el Pórtico de la Gloria. Asimismo, se acercó a rezar junto a la tumba de Santiago Apóstol y realizar el abrazo al Santo justo antes de dirigir unas palabras a los enfermos, niños y ancianos que se encontraban en la basílica, además de disfrutar del botafumeiro que él mismo llenó de incienso.