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YAK-42

El accidente supuso una tragedia para el ejército español

Por Rafael GarcíaTiempo de lectura1 min
España13-06-2010

Un avión modelo Yak-42 se estrelló cerca de de un aeropuerto de Turquía en 2003. El accidente acabó con la vida de los 75 pasajeros, en su mayoría soldados españoles. El comandante José Manuel Ripollés Barros, que falleció en el siniestro explicaba en un correo electrónico que las condiciones del avión le provocaban “taquicardia”.

Siete años atrás el Ejército Español estaba en lugares con Afganistán y Kirguizistán ofreciendo ayuda humanitaria. Sin embargo, las tropas españolas y sus respectivos oficiales estaban preocupados por un posible ataque terrorista ya que se trataba de zonas muy peligrosas, sobre todo en Afganistán. No obstante, lo que no sabían es que lo que les iba a producir el mayor problema era el transporte aéreo y, en concreto, unos aviones propulsados por tres reactores y diseñados en Rusia, conocidos por el nombre de Yakovlev. Eran transportes que traían a los soldados españoles y también suministros, pero en uno de esos vuelos produjo una tragedia ya que tuvo problemas a la hora de aterrizar y murieron todos los ocupantes. Este accidente ocurrió cerca del aeropuerto de Trebisonda, en Turquía, y provocó la muerte de los 75 ocupantes que llevaba, 62 de los cuales eran soldados españoles, 12 tripulantes ucranianos y uno de origen bielorruso. A la hora de determinar las causas del accidente, la “caja negra” reveló que no se trataba de un fallo en los sistemas del avión y que tampoco de los controladores aéreos del aeropuerto. Hay que decir también que uno de los fallecidos aquel día, el comandante José Manuel Ripollés Barros, contaba en un correo electrónico las condiciones del avión, que las describía diciendo que le provocaban “taquicardia”. Señalaba también que el estado de las ruedas no era adecuado y que se encontró “ropa tirada por la cabina de la tripulación”, lo que indicaba que había literas, algo prohibido en los aviones. Si esto no fuera suficiente, había un dato que resultaba más llamativo aún, y es que este tipo de transportes se “alquilaban a piratas que transportaban sus suministros en situaciones límites”, tal y como figuraba en el correo de Ripollés.