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ATENTADO EN AFGANISTÁN

La guerra contra el terrorismo abandonó Iraq para centrarse en Afganistán

Por Esteban del PozoTiempo de lectura3 min
España02-02-2010

Casi 10 años de conflicto y la situación no ha hecho más que empeorar hasta convertirse en el principal quebradero de cabeza de los países occidentales. Así es como se puede resumir la evolución de la guerra en Afganistán para Estados Unidos, y sus aliados, la mayoría miembros de la Unión Europea y de la OTAN.

El contencioso comenzó después de los atentados del 11-S en 2001 en Estados Unidos. El ataque a las torres gemelas obligó a la respuesta del Gobierno americano que ante la reivindicación de la masacre de los terroristas de Alqaeda y la cobertura de los talibanes en Afganistán, señaló a este país como uno de los máximos responsables en la tragedia. A partir de entonces empezó lo que todavía hoy se conoce como la operación “Libertad duradera”. La misión de ésta era combatir a los terroristas en su escondrijo, en los pueblos y desiertos del país asiático, y controlar la zona para cortar de raíz el semillero de fanáticos en lo que se había convertido el lugar. La cantidad de soldados americanos que de la mano de militares aliados como los españoles se desplazaron hasta allí supuso una supuesta victoria rápida. En pocas semanas el espejismo del control sobre todo el país se había extendido en la opinión pública occidental porque las bajas en el bando demócrata eran casi inexistentes. Aunque el número de caídos comenzaba a aumentar con el paso de los meses las cifras todavía no eran preocupantes porque en 2003 se abrió otro frente todavía más polémico como fue la intervención en Iraq. La oposición de la calle y la dureza de los terroristas en las calles del país musulmán colocaban en el centro de la reflexión política la situación en Iraq dejando en un segundo plano Afganistán. Sin embargo el control de la insurgencia, gracias a un apoyo estable de la población iraquí y a unas férreas normas entre los dos grupos dominantes, chhies y sunníes, condujo a los miembros de Alqaeda a poner el acento en Afganistán. Esta es la principal causa de que el estado en estos dos países prácticamente se sustituyesen y los atentados suicidas en Bagdag se trasladasen a todo el territorio afgano, poniendo énfasis en ataques a las tropas occidentales. Situación actual Esta es la principal preocupación de Estados Unidos y sus aliados. El creciente número de soldados muertos en combate ha aumentado mucho en estos último años provocando una crecida proporcional en el rechazo social a esta misión. El apoyo de la población, tanto europea como americana, es clave para la victoria final, ya que sin ésta, como ya pasó en la guerra de Vietnam, la solución se complicaría demasiado. Por eso se quiere poner freno al aumento de las bajas y para ello se contrata y se coloca en primera línea de fuego a soldados afganos a los que se le da una suma de dinero importante en relación con el nivel de vida allí. Curiosamente Afganistán es un país que durante la etapa de la Guerra Fría fue también invadido por la Unión Soviética, hoy Rusia, y que encontró el rechazo de esta acción en Estados Unidos. Fue precisamente EEUU quién ayudó a los talibanes, suministrándoles armamento y tácticas militares, para expulsar a la Unión Soviética para evitar que tuvieran el manejo de la zona. Sin embargo, y al contrario de lo que pueda parecer por el interés de las grandes potencias económicas, no se trata de un país rico en recursos minerales, ni es un país exportador de petróleo y ni tan siquiera tiene un puerto al mar. El único atractivo económico que ofrece es el opio. El opio es un tipo de droga que se puede fumar e ingerir y que Afganistán contempla el 92 por ciento de la población mundial. Un dinero que sirve de financiación para los talibanes y los terroristas de Alqaeda.