REFORMA SANITARIA DE EEUU
El apoyo del Senado a la reforma sanitaria será más difícil que el respaldo del Congreso
Por J. F. Lamata3 min
Internacional09-11-2009
El siguiente paso es el respaldo del Congreso. Una vez aprobado la reforma sanitaria promulgada por Obama, el Presidente de Estados Unidos necesita el apoyo de la Cámara Alta para sacar adelante su plan. Con esta reforma se vuelve a escenificar los diferentes sistemas políticos existentes entre España y EEUU.
La forma en la que se ha aprobado la ley de Salud en Estados Unidos (EEUU) a propuesta del presidente, Barack Obama, sirve para visualizar claramente las diferencias entre el sistema norteamericano y el sistema español. Para empezar la ley propuesta por los demócratas fue aprobada por 220 votos a favor y 215 en contra y entre estos votos contrarios se encontraban un total de 39 representantes del Partido Demócrata. Esta situación sería imposible en España por la sencilla razón de que en nuestro país los grupo parlamentarios imponen la llamada "disciplina de partido" considerándose poco más que una traición incumplir la indicación dada desde el mismo. Por ejemplo, Carlos Salvador, diputado del grupo popular, fue expulsado de la formación y se vio obligado a pasarse al grupo mixto por abstenerse en la votación de los presupuestos del año pasado. Al igual que en España, una vez la ley es aprobada por la Cámara de Representantes, toca que la apruebe el Senado. Aquí encontramos una gran diferencia con nuestro país en cuanto a la valoración que tienen los ciudadanos norteamericanos de su Cámara Alta. Mientras que en España el valor del Senado es pírrico, sus sesiones son escasamente seguidas y su valoración real mínima (en caso de que el Senado tumbara una ley del congreso, esta volvería y al congreso que la ratificaría sin demasiados problemas), en Estados Unidos ser senador es el cargo más importante que se puede ocupar por un Estado después del de ser Gobernador. En total cada Estado tiene dos senadores y estos funcionan más con dependencia de sus votantes que de sus formaciones. Por mucho que Obama y el Partido Demócrata apoyen la ley, si un senador presiente que sus votantes están en contra defendería sin problemas el "no", pues su interés está en poder ser reelegido. Negociaciones de infarto Para sacar adelante su Ley de Salud obama necesita que 60 senadores de los 100 que componen la cámara alta estén a favor. En estos momentos la composición del Senado es de 59 demócratas, 40 republicanos y 1 independiente. Así pues el presidente norteamericano y su jefe en el Senado, Harry Reid, tendría que conseguir el apoyo de todos los de sus filas más de un mínimo de tres del otro bando. Pero la posibilidad de que todos los demócratas lo apoyen es casi imposible, entre los senadores se encuentra el judío Joe Lieberman - ex compañero de ticket demócrata en la candidatura presidencial de Al Gore, ahora independiente - que parece tener claro su voto negativo. Lieberman ha sido un enemigo declarado de Obama en el Partido Demócrata hasta el punto de pedir el voto a McCain en las pasadas elecciones. En el otro lado está la senadora republicana Olympia Snowe, que parece dispuesta a apoyar la nueva ley. En el caso de que Obama lograra el "SÍ" del Senado la cosa no acabaría ahí, la regulación norteamericana obliga que una vez aprobado por ambas la Cámara de Representantes y el Senado negocien y consensen un nuevo texto (entre comisiones de ambas cámaras) y esto produzca una nueva redacción de la ley, que nuevamente tiene que ser votada y solamente esa es la que llega al despacho de Barack Ovama para que estampe su firma.