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CHINA

Musulmanes y chinos dejan los peores disturbios desde Tiananmen

Fotografía
Por LaSemana.esTiempo de lectura1 min
Internacional12-07-2009

Tras los disturbios preolímpicos en el Tíbet el pasado verano China vivió la pasada semana los peores choques étnicos en décadas en la provincia noroccidental de Xinjiang. Al menos 156 personas murieron, 1.080 resultaron heridas y 1.434 han sido detenidas tras graves enfrentamientos entre la población musulmana uigur y la etnia han, la mayoritaria en el país.

Las protestas, en las que según diversas fuentes participaron unas 3.000 personas, tuvieron su origen en una sentada pacífica en el centro de Urumqui, la capital regional, por parte de varios colectivos uigures, que exigían una investigación acerca de la muerte de otros dos miembros de la comunidad uigur en una fábrica de juguetes al sur del país. Estos dos individuos habrían sido, según algunos indicios, asesinados por compañeros de trabajo de etnia han, agravando así las quejas uigures acerca de una hipotética situación de marginación frente a la raza mayoritaria en la República Popular, que ha emigrado masivamente a Xinjiang y ha copado los recursos otrora en manos uigures. Sin embargo, lo que comenzó como una protesta pacífica acabó en graves disturbios. Los manifestantes comenzaron a bloquear el tráfico, quemar automóviles y atacar a otros individuos de etnia han por las calles. Entonces, las Fuerzas de Seguridad chinas intentaron dispersar con porras eléctricas la manifestación y recrudecieron la violencia callejera. La violencia, en cualquier caso, no era nueva en la zona. Meses antes de los Juegos Olímpicos de 2008 algunas comisarías de Policía ya fueron atacadas con explosivos por células separatistas uigures. De condirmarse las cifras oficiales de fallecidos por las protestas, éstas serían las mayores tras una intervención militar en China desde los acontecimientos del 4 de junio de 1989 en Tiananmen, cuando el Ejército mató a cientos de estudiantes pro democráticos en Pekín. El Gobierno chino responsabiliza a una de sus líderes en el exilio, Rebiya Kadeer, candidata al Premio Nobel de la Paz en varias ocasiones, de los ataques. Mientras, los uigures culpan al Gobierno chino de reprimir una protesta pacífica con una "violencia feroz".