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TOROS

Luque y Tomás conquistan Granada y Aparacio Barcelona

Por Almudena HernándezTiempo de lectura3 min
Espectáculos14-06-2009

Escribió Joaquín Vidal que hay toreros línea Belmonte y toreros línea Manolete. Los primeros son "puros", poseen torería "en sí mismos" y la demuestran "con la simple ejecución de su toreo". Los segundos, a los que el periodista calificó de heterodoxos, "necesitan completar sus actuaciones mediante otros rasgos, no importa incluso que sean extrataurinos, y cuenta mucho la personalidad que exhiban".

Vidal, polémico y criticado, no siempre cayó en el error y sus palabras quizás puedan estar de plena actualidad en esta temporada taurina de 2009. A más de uno le hubiera dolido la actualización de aquellos argumentos si el crítico taurino aún estuviera escribiendo sus crónicas por las ferias de España: "El propio Manolete admiraba más por su expresión corporal, hecha de perfiles trágicos, que por la estricta ejecución de su toreo", dijo. Y dicho está. Sabrán los lectores de LaSemana.es que la estudiada, medida y triunfal temporada de José Tomás está por encima del bien y del mal y que ya tiene una legión de plumas que le escriben, sin menospreciar lo protagonizado por el torero de Galapagar, sin ir más lejos en Granada, por ejemplo. Sin embargo, hay otros coletudos que también participan -y a veces de forma soberbia- en esta bendita Fiesta. Seguramente Joaquín Vidal disfrutase ahora -¡quién sabe!- con José Tomás como hace años pudo hacerlo con una faena de Julio Aparicio en Madrid. Habrá que consultar las hemerotecas. Y quizás habría que actualizar aquellos planteamientos que escribió para la posteridad de las líneas Belmonte y Manolete. Quizás, pero quien tuvo retuvo. Está en la memoria de los buenos aficionados una excelente e inspirada faena de Aparicio el día de su confirmación de alternativa en Madrid. Corría el año 94 y al torero artista se le cruzó en el camino un buen toro de, si no falla la memoria, Alcurrucén. El animal se quedó sin orejas. El pasado domingo, en el nuevo camino de un también renovado Aparicio -pero que aún guarda buen sabor añejo- se cruzó otro toro, esta vez del Ventorrillo y no fue en Madrid, sino en la Monumental de Barcelona. Y el torero se inspiró. Primero deleitó con el capote, después se entregó en el toreo de muleta que, aunque con series compuestas por pocos muletazos, sabieron a mucho al respetable catalán. Mató de una entera y el público le pidió los máximos trofeos en una tarde en que El Cid y Talavante continúan sin puntuar. Dicen que ambos están en horas bajas. Dicen, pero como con Aparicio, quien tuvo retuvo. Y quien tiene algo posee, sobre todo, verdad ¿como Belmonte? Aún le queda mucho camino por recorrer a Daniel Luque para escribir su nombre con letras de horos en la Historia de la Tauromaquia, algo que han hecho, en mayor o en menor medida, los toreros hasta ahora citados. Pero lo del otro día en Granada fue un buen comienzo para alguien que apenas acaba de irrumpir en el escalafón de matadores. El viernes de la semana pasada topó con un toro de Núñez del Cuvillo de esos que hacen historia, pues el bravo animal regresó a la dehesa tras ser indultado. El chaval cerraba un cartel en el que se anunciaba José Tomás, que presentó batalla y sumó un total de tres orejas y un rabo. Luque, a quien aún le quedan muchas cosas por pulir, numéricamente ganó el duelo, al sumar dos rabos y cuatro orejas, incluidos los trofeos simbólicos. El tiempo dirá si es verdad que tuvo razón Vidal. ¿Será mejor decantarse como torero línea Manolete o como un Belmonte? Palabras mayores, pues ambos fueron necesarios para la Fiesta.