ANÁLISIS DE DEPORTES
Cree el ladrón...
Por Alejandro G. Nieto2 min
Deportes18-01-2009
Que todos son de su condición. Eso es lo que debía de pensar Ramón Calderón para estar tan convencido de prolongar todavía más su denostado mandato al frente del Real Madrid. Tras dos años y medio de mentiras y falsedades, al ya ex presidente blanco se le ha acabado el crédito. El “juro por mi honor que no he tenido nada que ver (con el amaño de la Asablea)” no se lo creía ni su propia familia. Aunque no extraña que se atreva a jurar sobre ideales tan nobles, pues honor, lo que es honor, ha demostrado tener muy poco desde que venció en las elecciones de 2006. Mintió para acceder al cargo, pues se proclamó ganador tras asegurar que tenía atados a Robben, Cesc y Kaká. Volvió a engañar a todo el mundo con la novela que fue el fallido fichaje de Cristiano Ronaldo; también, cuando aseguró que él no había usado nunca la tarjeta del club para gastos personales (como demostró el diario El Mundo); y mintió descabelladamente en todas y cada una de sus declaraciones sobre el ya conocido como Watergate Calderón. La más gorda de todas esas patrañas es una clara muestra de que, además de mentiroso, Calderón es tonto y se piensa que los demás son de su condición. “Casi no conozco a Nanín (responsable de la manipulación de la Asamblea). Habremos coincidido cinco o seis veces”, aseguraba. Inepto como es, esperaba que nadie se acordase de su discurso electoral del día que accedió al cargo. “Gracias a Nanín”, proclamaba emocionado ese día. Por fortuna para todos, el presidente más impresentable y repudiado en los 106 años de vida del Real Madrid ya es historia. Atrás queda una etapa de chapuzas –como el tan productivo fichaje de Vlade Divac para la dirección deportiva del basket– disimuladas con dos ligas de fútbol y una de baloncesto. Por delante, se abre un periodo de transición, con Vicente Boluda, hasta ahora vicepresidente, como parche eventual hasta los nuevos comicios. Ya suenan futuros presidentes, como Juan Villalonga o Florentino Pérez, al que muchos añoran en Concha Espina. Cualquiera, desde luego, será más inteligente, más sincero y más productivo que el papanatas que hasta ahora ocupaba el más privilegiado asiento del Santiago Bernabéu.