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ESTADOS UNIDOS

Bush saca pecho en su adiós a la Casa Blanca

Por Luis Miguel L. FarracesTiempo de lectura3 min
Internacional18-01-2009

George W. Bush ofreció su ya enésima despedida la pasada semana en la Casa Blanca ante un selecto grupo de periodistas. Apenas unos días después de su entrega de medallas a mandatarios afines (Álvaro Uribe, Tony Blair y John Howard), el presidente eludió reconocer errores durante su mandato, que expira esta semana, y siguió justificando todas sus decisiones en la amenaza terrorista latente.

Parece que no podía ser de otra manera. La pasada semana, Bush volvió a hacer balance de sus ocho años de mandato en la Casa Blanca con un discurso en el que sacaba pecho y se describía a sí mismo casi como un héroe sacrificado por la causa primera de su país, esto es, su palabra de diez letras más recurrente: el terrorismo. "A medida que los años han pasado, la mayor parte de los estadounidenses ha podido volver a su vida de antes del 11-S. Pero yo nunca lo hice. Cada mañana he recibido un informe sobre las amenazas contra nuestro país, y he prometido hacer todo cuanto estuviera en mi mano para mantenernos a salvo", declaró. En la misma línea, Bush advirtió a los americanos de que es gracias a él que “Estados Unidos está equipado con nuevas herramientas para supervisar los movimientos de los terroristas, congelar su dinero y acabar con su entramado”. Del mismo modo, Bush justificó sus dos intervenciones en Iraq y Afganistán con razones que nada tuvieron que ver con las esgrimidas en su momento, calificándolas de éxito por “crear una democracia en el corazón de Oriente Próximo” en el primer de los casos, y por construir “una democracia joven que invita a las niñas a ir a la escuela” en el segundo. El capítulo de errores de su balance apenas se resumió a reconocer la posibilidad de que “la gente no esté de acuerdo con algunas decisiones” que tomó, pero, dicho esto, volvió a escudarse como el héroe al que le ha tocado hacer el trabajo sucio. “En lo que sí espero que estén de acuerdo es en que estuve dispuesto a tomar decisiones difíciles”, concluyó. Ni una palabra acerca de la crisis económica que deja de herencia su mandato, la mayor desde la Gran Depresión. Aznar, un aliado de segunda fila para Estados Unidos Con motivo de su despedida, Bush condecoró la pasada semana a tres de sus aliados más importantes en los últimos ocho años con la Medalla Presidencial de la Libertad. El triunvirato que se dio cita en la Casa Blanca estaba formado por el ex primer ministro británico Tony Blair, el presidente Álvaro Uribe de Colombia y el ex primer ministro australiano John Howard. Su elección para ser poseedores de tal título estuvo justificada según la propia Presidencia en la lucha antiterrorista y la defensa de la libertad llevada a cabo por los tres políticos. A la vista de la condecoración, en España revoloteó incómoda la pregunta de por qué no estaba Aznar en ese triunvirato dado su papel internacional protagonista junto al presidente norteamericano tras el 11-S. Sencillamente, Bush se había olvidado de él. Con esta, es la segunda vez que Estados Unidos trata a José María Aznar como un aliado de segunda fila para su país. La primera aún sigue reciente, cuando el ex presidente español fue candidato a recibir la medalla de oro del Congreso norteamericano. Para otorgar tal galardón, la ley norteamericana señala que el candidato debe contar con el apoyo mínimo de 290 miembros de la Cámara de Representantes y 67 senadores. Aznar pasó holgadamente la prueba de la Cámara Baja, pero el Senado no le brindó su favor.