Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

SUMINISTROS

La guerra del gas en Rusia

Por J. F. Lamata MolinaTiempo de lectura2 min
Economía03-01-2009

Las malas relaciones entre Rusia y Ucrania son un hecho desde el triunfo en este último país de la llamada Revolución Naranja por la cual se elevó al poder Viktor Yuschenko, derrotando a Viktor Yanukovich, a quien se consideraba un pro-ruso, y acabando con la etapa que habían encabezado éste y Leonid Kuchma, a quienes se consideraba satélites de Moscú.

Su llegada al poder y sus acusaciones de que el entorno de los servicios secretos rusos habían intentado asesinarlo sirvió para aumentar la tensión, pero sin duda la auténtica rivalidad fue la económica: el precio por el suministro del gas (mal que le pese, Ucrania sigue dependiendo del gas ruso). Concretamente el conflicto es porque Rusia exige a Ucrania 250 dólares por 1.000 metros cúbicos de gas, un precio que Yuschenko considera excesivo. La medida lógica de Ucrania en protesta por esa subida hubiera sido suspender el suministro de gas por su país hacia la UE (negocio muy importante para la UE, pero sobre todo para Rusia), pero lo sorprendente es que ha sido el Gobierno ruso de Vladimir Putin el que se ha adelantado y ha suspendido el suministro, probablemente, con carácter preventivo. El carácter gubernamental de Gazprom está fuera de toda duda, no sólo porque parte de su accionariado sea estatal, sino por las personas, si tenemos en cuenta que hasta el año pasado el presidente de Gazprom era Dimitri Medvedev, el hombre que hoy ocupa la jefatura del Estado ruso y mano derecha de Putin. En un esquema hecho público por la propia Gazprom, esta compañía asegura ser la suministradora de un 40 por ciento del gas que compra la Unión Europea (lo que querría decir que es el mayor importador de gas para este continente). Le siguen Argelia con un 30 por ciento y Noruega con un 25 por ciento, el cinco por ciento restante se divide entre otros países. Gazprom se hizo especialmente conocido en España cuando quiso entrar en el accionariado de Repsol, relevando a Sacyr, una tarea en la que actualmente se encuentra su empresa camarada Lukoil. Tanto Gazprom como el Gobierno ruso han asegurado a la Unión Europea que cumplirán sus contratos para seguir suministrándole gas (aunque para ello deberán solucionar sus problemas con Ucrania o concentrarse en el suministro a través de Bielorrusia, cuyo Gobierno autocrático y dictatorial encabezado por el dictador Aleksandr Lukashenko ha mantenido siempre muy buenas relaciones con el Kremlin). La decisión de Rusia y Gazprom podría, además, tener como segundo móvil favorecer un poco más a la desestabilización del Gobierno de Kiev, que arrastra una gran crisis por la guerra abierta en el presidente Yuschenko y la primera ministra Yulia Timoshenko. El propio presidente ruso, Medvedev, ha denunciado que la crisis no es culpa de Rusia, sino “producto de las luchas entre los clanes que gobiernan Ucrania”.