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UCRANIA

Adiós a la ¬coalición naranja¬: Yushenko convoca elecciones anticipadas

Por LaSemana.esTiempo de lectura4 min
Internacional12-10-2008

El ocaso definitivo de la Revolución Naranja fue confirmado la pasada semana. Tras meses de tensión entre los partidos de la coalición gubernamental, el presidente ucraniano, Viktor Yushenko, disolvió al Parlamento la pasada semana y convocó elecciones legislativas anticipadas para el próximo 9 de diciembre. Unos comicios que, según los sondeos, podrían hundir al partido propresidencial.

Aunque las competencias presidenciales así permiten hacerlo, la decisión de Yushenko de disolver el Parlamento se ha encontrado de bruces con la férrea oposición de los partidos de la Rada (Parlamento). La todavía hoy primera ministra, Yulia Timoshenko -otrora aliada del presidente en la Revolución Naranja-, ha llegado incluso a impugnar a la Justicia la disolución de la Rada. Un movimiento que, de momento, ha resultado exitoso, pues el Tribunal de Kiev ha procedido a la suspensión cautelar del decreto presidencial que recogía la suspensión de actividades del Parlamento. Las acciones de la Justicia podrían retrasar la fecha de los comicios, convocados para el 9 de diciembre, hasta el primer trimestre del próximo año como se anunció en un primer momento. En cualquier caso, el espíritu de la Revolución Naranja, que movilizó a millones de ciudadanos del país hace apenas cuatro años, tiene ya los días contados. La crisis definitiva de la coalición naranja estalló el pasado mes de septiembre, cuando el partido de Timoshenko dio luz verde en el Parlamento a una proposición de ley que restaba algunas competencias presidenciales para entregarlas al Parlamento y simplificaba el procedimiento para su impugnación. Fue entonces cuando Yushenko acusó a la primera ministra de formar una alianza secreta con el partido prorruso de Viktor Yanukovich, lo que llevó a tildar a su ex aliada de traidora. "En el Parlamento ha comenzado un golpe de Estado político y constitucional. Yanukovich y Timoshenko se están uniendo para tomar decisiones antiucranianas y antiestatales", llegó a afirmar el presidente. Estas disputas, agravadas aún más si cabe por el silencio que ha mantenido la primera ministra ante la invasión rusa de Georgia y las consecuentes independencias de Abjasia y Osetia del Sur, llevaron a Yushenko a retirar a su partido de la coalición de Gobierno y a instar a Timoshenko a formar uno nuevo. Pero ante la imposibilidad por parte de la primera ministra de conseguir que los propresidenciales de Nuestra Ucrania aceptaran entrar en un nuevo Ejecutivo con ella al frente ha concluído con la convocatoria de nuevas elecciones, que se prevén complicadas para el partido de Yushenko, ya que su gestión no alcanza siquiera el 10 por ciento de aprobación. No así para Timoshenko, que encabeza todos los ránking de popularidad y casi con toda seguridad se convertirá en la nueva presidenta del país tras las elecciones del próximo año. Las últimas legislativas Tan sólo dos años después de su victoria en las presidenciales, Yushenko tuvo que ver cómo Nuestra Ucrania, con algo más del 16 por ciento de los sufragios, sólo pudo convertirse en la tercera fuerza política del país pese a sus altas aspiraciones en las legislativas de 2006. Por delante se situaron el Partido de las Regiones del ex presidente Viktor Yanukovich, depuesto en 2004 tras la Revolución Naranja, con el 27 por ciento de los votos; y el bloque de Yulia Timoshenko, con el 23 por ciento de las papeletas. Por su parte, socialistas y comunistas, con un seis y tres por ciento de votos, respectivamente, completaban la composición de la Rada. Los apretados resultados de las elecciones obligaron a los partidos del país a buscar coaliciones de Gobierno. Lo más lógico a priori era que los Naranja (Nuestra Ucrania, los socialistas y los seguidores de Timoshenko) recuperaran sus promesas de 2004 y firmaran un pacto para encargarse de un Ejecutivo prooccidental. Y esa intención fue precisamente la que dejó entrever el presidente Yushenko tras darse a conocer los resultados de los comicios. Pero los numerosos detractores con los que cuenta Timoshenko en la cúpula de Nuestra Ucrania pusieron en duda la viabilidad de ese pacto. Timoshenko, quizás la política más carismática de Ucrania en estos momentos, fue primera ministra hasta 2005 y su gran aclamación popular y su ferviente reformismo no ha calado nunca entre la vieja guardia de los políticos ucranianos. Por ello, también se barajó la posibilidad de que Nuestra Ucrania o la propia Timoshenko se aliaran con los rusófilos del Partido de las Regiones para formar una coalición que tan sólo unos meses antes hubiera sido calificada como antinatura. La coartada de los defensores de este hipotético acuerdo entre ambos partidos es la de que de esa manera quedarían unidos los intereses de los ucranianos del Este, rusoparlantes y partidarios de la alineación con Moscú -representados en el Partido de las Regiones- y los de los ucranianos del Oeste, partidarios del acercamiento a la Unión Europea. Una posibilidad que ahora, con Yushenko y Timoshenko enfrentados, podría volver a barajarse. La Revolución Naranja La Revolución Naranja fue todo un acontecimiento político y social que estalló tras las elecciones presidenciales de 2004. En ellas, el candidato prorruso Viktor Yanukovich, favorito del presidente saliente Leonid Kuchma, lograba dar el salto a la Presidencia gracias a una supuesta victoria de tres puntos sobre el aspirante prooccidental Viktor Yushenko. Ante las irregularidades denunciadas por los electores y por los observadores internacionales, millones de ucranianos salieron a la calle con emblemas naranjas (el signo distintivo de la oposición en esos momentos) para exigir la repetición de los comicios. Además, poco tiempo después salió a la luz una trama que opositores de Yushenko organizaron para intentar asesinar por envenenamiento al candidato de Nuestra Ucrania. Finalmente, las manifestaciones multitudinarias lograron su objetivo y tras la repetición meses después de las elecciones Yushenko se convirtió en el nuevo presidente del país.