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INFANCIA

La educación es una pieza clave en la lucha contra la explotación infantil

Por Leticia PradoTiempo de lectura2 min
Sociedad12-06-2008

El 12 de junio es el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. Este año, la celebración ha servido para denunciar la situación en la que viven más de 218 millones de niños trabajadores. De ellos, cuarenta millones trabajan bajo régimen de esclavitud. Ninguno tiene acceso a la educación primaria, cumplen con unas jornadas laborales de 18 horas y son sometidos a todo tipo de maltratos. La ONG Save the children ha alertado de la necesidad de actuación para solucionar este problema mundial.

El mundo celebra el Día Internacional contra el Trabajo Infantil desde 2002. Muchas ONG han informado, desde entonces, sobre la situación de millones de niños trabajadores. Las conclusiones de este año subrayan la necesidad de la educación básica gratuita y la lucha contra la pobreza como las claves para acabar con la explotación laboral que viven más de ocho millones de menores trabajadores. De los 218 millones niños y niñas ocupados de entre 5 y 17 años, 126 realizan trabajos peligrosos y 40 son sirvientes domésticos en condiciones de explotación. Todos ellos cuentan con una educación muy baja, sobre todo las niñas y sufren constantes ataques contra sus derechos: jornadas laborales muy largas, acoso sexual, malos tratos… En esta ocasión, la educación es el eje central del día. Los niños empiezan a trabajar, normalmente, por causa de la pobreza. Las familias sin recursos necesitan que sus hijos contribuyan en la economía doméstica y sacrifican, con ello, su educación. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirma que 75 millones de menores no completan la educación básica y emplean casi 18 horas del día en actividades agrícolas, en su mayoría. El lema de este año es la educación es la respuesta acertada. Juan Somavia, director general de la OIT, pide que los gobiernos de todos los países trabajen para asegurar la educación de todos los niños. Hay que evitar, dice, que los menores abandonen sus estudios para poder enfrentar la situación de pobreza en la que vive su familia, pues la enseñanza es elemental en su formación como personas. Haití, Paraguay, Perú, Brasil, Colombia, Vietnam o Filipinas son algunos de los países con mayores focos de explotación infantil. Pero el mundo desarrollado también vive esta lacra social en primera persona. Las naciones del Este, Reino Unido y Francia emplean a un elevado número de menores en las tareas domésticas, como esclavos. En España esta situación no existe, pero sí crece, cada vez más, el número de casos de familias inmigrantes marroquíes que importan menores para trabajar en el hogar.