Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

COLOMBIA

Colombia, en cinco minutos

Por Iara MantiñánTiempo de lectura5 min
Internacional12-01-2008

Estado, Ejército e Iglesia han sido los tres poderes tradicionales que lideran las sociedades occidentales. En el caso de Colombia, son los grupos paramilitares, las guerrillas izquierdistas y el Estado los encargaros de vertebrar la política social de una de las repúblicas hispanoamericanas más peligrosas del mundo.

La novela del premio Nobel Gabriel García Márquez Noticia de un secuestro es perfecta para retratar la situación que vive Colombia actualmente. Del mismo modo que no se puede concebir la importancia de los cafés españoles –por ejemplo, el Café de La Fontana de Oro en Madrid, lugar de encuentro de liberales exaltados en la época isabelina– sin leer las novelas de Pérez Galdós, es difícil entender una Colombia ajena a la literatura de García Márquez. La esencia que recoge el texto de García Márquez es la de una Colombia en la que se libra una guerra entre tres ejércitos: Guerrillas izquierdistas (FARC y ELN) encabezadas por Tirofijo, grupos paramilitares de extrema derecha –sicarios contratados para combatir contra las guerrillas– y el pasivo Estado. El capo de los capos El Óscar para el narco número uno lo merece, sin duda, el famoso Pablo Escobar, el máximo capo de la mafia colombiana. Hizo la fortuna más grande del país con el comercio de cocaína. Se vinculó con el asesinato de más de 4.000 personas, organizó y financió una extensa red de sicarios y con sus actos terroristas –con coches bomba en las principales ciudades– desestabilizó al país y se constituyó en uno de los criminales más buscados del mundo a comienzos de la década de 1990. Aun así, el Gobierno le permitió tener una pista de aterrizaje privada para aviones en la azotea de su casa, desde donde realizaba sus operaciones de compra-venta de coca. Además, en el periodo en el que fue encarcelado –él mismo se entregó a las autoridades para no ser extraditado a EE.UU. –, se le concedió una condena especial con una cárcel amueblada con todo tipo de lujos y comodidades. Las guerrillas Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) surgieron en la década de 1960 ante la creciente demanda de un reparto más equitativo de la riqueza y de la tierra en un país donde siempre han existido grandes diferencias entre la oligarquía y los más desfavorecidos. Desde 1980, cuando empezaron a perder el apoyo del pueblo, recurren a extorsiones y secuestros –“retención revolucionaria”, según la guerrilla– para financiarse. Industriales y narcotraficantes amenazados empezaron entonces a financiar milicias paramilitares para protegerse contra el ataque de las guerrillas. En sus inicios, las FARC y el ELN tenían una ideología comunista, por eso contaron con los apoyos de Cuba y de la Unión Soviética. El máximo representantes de las FARC es Manuel Marulanda Vélez, alias Tirofijo, y en una entrevista al peguntarle “¿qué tipo de gobierno quieren las FARC?”, el máximo jefe respondió: "Las FARC quieren un gobierno pluralista (que estén representados todos los partidos y sectores sociales), democrático y patriótico". Tanto las FARC como el ELN están consideradas como organizaciones terroristas por la Unión Europea y por Estados Unidos. La reinserción, un problema Miles de jóvenes se forjan desde niños en el mundo de armas de las guerrillas para luchar contra la “desigualdad de los desfavorecidos”. El problema es ¿cómo hacer que esos miles de personas tengan un puesto de trabajo en la sociedad, si han dedicado toda su vida al ejercicio de la violencia y el control de armas? Esto es uno de los grandes problemas del país hoy en día: La reinserción de los miles de guerrilleros en el aparato cívico-social. Aun así, se están dando casos de reinserción, especialmente entre las filas del ELN. Grupos paramilitares Paramilitar se refiere a organizaciones civiles que tienen una estructura y disciplina similar a la de un ejército pero que son ajenas a éste. Suelen estar formadas por sicarios, mercenarios y ex militares. En Colombia, se les llama paramilitares a los grupos armados ilegales de extrema derecha que operan bajo el nombre de Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) contra las guerrillas izquierdistas de las FARC y el ELN Las AUC tienen como objetivo defender a los narcotraficantes y ganaderos, quienes les pagan, que son atacados por las FARC y el ELN. Sus métodos son idénticos a los de las guerrillas y todos los bandos se nutren principalmente con dinero del narcotráfico –ya sea por el impuesto revolucionario que imponen a los narcos o por la explotación de los cultivos de coca que existen en sus zonas de influencia–, y de las extorsiones y los secuestros. Las AUC, clasificada como organización terrorista por la UE y EE.UU., se disolvieron en 2003 tras un acuerdo con el Ejecutivo colombiano pero todavía quedan algunos núcleos díscolos. El Gobierno Es el tercer poder de Colombia. Generalmente, la función de un gobierno en un Estado democrático es generar un orden social. El problema es que el orden social de Colombia viene, muchas veces, predeterminado por el dinero de los narcos. El Ejecutivo carece de poder real y suficiente para poder hacer buenas políticas sociales y acabar con la corrupción, pese al intento de sus mandatarios en mejorar la situación. En 1999, surgió el Plan Colombia contra el narcotráfico –financiado, principalmente, por Colombia, EE.UU. y la UE–, un proyecto integral para hacer frente a los señores de la droga e impulsar el desarrollo económico y social del país. Estos objetivos fueron considerados como una “excusa”, según las guerrillas, para permitir a EE.UU. intervenir en el conflicto. Las negociaciones quedaron suspendidas en febrero de 2002. En 2003, se llegó al Acuerdo de Santa Fe de Ralito, un compromiso alcanzado entre el Gobierno de Álvaro Uribe y las AUC para el desarme gradual de los paramilitares que se alcanzó en julio del 2006, tras ofrecer el indulto a todos aquellos que se comprometiesen a luchar contra el narcotráfico. Debido al deterioro de las relaciones entre el Gobierno de Uribe y las FARC, éstas liberaron, a principios de 2008, a dos de sus rehenes tras las gestiones previas del presidente de Venezuela, Hugo Chávez. La forma en que se hizo esta mediación ocasionó discrepancias con el Gabinete colombiano, que ahora presencia una nueva polémica con Chávez. El mandatario venezolano captó la atención de miles de ciudadanos con el comunicado de su polémica frase, que dista con las consideraciones de la opinión internacional: “Las FARC no son un grupo terrorista”.