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‘CORRALITO’ BRITÁNICO

Pánico de los ahorradores en las sucursales del banco Northern Rock

Por Carmen JardónTiempo de lectura2 min
Economía15-09-2007

El pánico se convirtió en el protagonista a las puertas del banco Northern Rock. Cientos de ahorradores británicos aguantaban largas colas para recuperar sus ahorros ante los posibles rumores de quiebra. Mientras tanto, la sombra de un nuevo corralito como el de Argentina planeaba sobre los angustiados ahorradores.

Todo comenzó cuando se conoció la noticia de que el Northern Rock había tenido que recurrir a la reserva de emergencia del Banco de Inglaterra como consecuencia de la falta de liquidez en el mercado interbancario y lo que provocó además que sus acciones cayeran un 32 por ciento en bolsa. A partir de ese momento, miles de clientes preocupados comenzaron a retirar sus ahorros. En tan sólo 24 horas, el quinto banco británico por hipotecas concedidas sacó de sus arcas 1.000 millones de libras, unos 1.470 millones de euros o, lo que es lo mismo, el cuatro por ciento de los depósitos para satisfacer la demanda de sus clientes. Las colas de clientes crecían por momentos ante el temor de que se repitiese el llamado corralitoque hace seis años llevó a los argentinos a una situación desesperada. El caso fue parecido, aunque es casi imposible que se repita en Europa. El 3 de diciembre de 2001, el gobierno del presidente Fernando de la Rúa impuso por decreto el llamado corralito en medio de una gran recesión económica, por el que se restringía la extracción de depósitos bancarios a una suma fija de 250 pesos por semana para evitar la fuga de capitales ante los continuos rumores de colapso económico. El decreto salvó al sistema bancario y el que pagó los platos rotos fue el argentino de clase media y trabajadora. El presidente de Northern Rock, Adam Applegarth, ha expresado que se trata de un problema temporal y que el Banco de Inglaterra no les hubiese apoyado si el negocio no tuviera viabilidad. El mal momento que atraviesa el mercado financiero por la crisis provocada por las hipotecas de algo riesgo (subprime) en EE.UU. y la desaceleración en el mercado de la vivienda comienzan a hacerse visibles, de manera palpable, en la realidad económica de Europa.