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VELA

¬Team New Zealand¬: la tradición de un pueblo

Por Guillermo BenavidesTiempo de lectura2 min
Deportes03-07-2007

Nueva Zelanda es un país pequeño, con cuatro millones de habitantes. Pero con esas limitaciones han conseguido convertirse en potencia de dos deportes bien distintos, el rugby –con los famosos All Blacks– y la vela, con una gran tradición. Por eso se consideraba una cuestión de orgullo nacional la tarea de reconquistar la Copa América, pues se consideran humillados por haberla perdido ante Suiza, un país sin mar, por un durísimo 0-5. Para llevar a cabo la empresa se reclutó a 120 hombres de nueve nacionalidades diferentes, comandados por el experimentado Grant Dalton.

Después de la derrota en 2003 contra el Alinghi, se decidió que había que aportar caras nuevas al desafío que había de intentar recuperar la Jarra de las Cien Guineas. Grant Dalton fue el encargado de poner en marcha toda la maquinaria necesaria para hacer de tal cometido una realidad. El 14 de junio de 2003 se hacía público el desafío con el cual comenzaba su camino a los Match Races de la Copa América 2007. Tras conseguir la continuidad de Toyota y la aparición de la aerolínea árabe Emirates como principal patrocinador cubría gran parte de las previsiones económicas necesarias. Pero el tener que desplazarse a Europa hacía necesario más dinero aún, por lo que el Gobierno neozelandés inyectó fondos, por cuanto las dos ediciones disputadas en Auckland reportaron, cada una, un 1 millón de dólares neocelandeses de beneficios. Si ganaba su barco, el negocio estaba asegurado. Por s acaso, incluso su máximo rival, el magnate suizo Ernesto Bertarelli, aportó también una ayuda de unos diez millones de euros. Solventada la cuestión económica, llegó el turno de los aspectos deportivos. Dalton se rodeó de Gary Paykel y Jim Farmer para organizar a un equipo de 120 personas lo bastante competitivo con un presupuesto muy alejado al de otros sindicatos. El equipo de regatas, aquellos hombres que navegarían en los veleros NZL-84 y el NZL-92, tenía como máximo exponente a Kevin Shoebridge, un neozelandés con una vasta experiencia tras seis participaciones en la Copa América. Pero su poder se podría asemejar al de un secretario técnico en un equipo de fútbol: el entrenador sería Dean Barker, el caña del barco, el responsable de tomar las decisiones y hacer que se cumplan. Los proa, mástil, piano, grinders y trimmers, entre otros, debían obedecerlo ciegamente para poder optar al éxito. Pero el sindicato neocelandés incluye también equipos de diseño y técnico: aquellos de los que apenas se habla, pero que sustentan en gran medida los éxitos del conjunto. En el primero de ellos, el jefe es Andrew Claughton y entre los encargados de crear el barco aparece un español, Marcelino Botín, junto a Clay Oliver y Nick Holroyd. El equipo técnico, mientras, ha tenido a la cabeza a Andrew Nottage, encargado también de mantener todo el material en óptimas condiciones cuando el buque no está en el agua para competir. Éstos han sido los principales nombres del equipo patriótico, ya que casi toda la plantilla está formada por neocelandeses, aun así con miembros de hasta otras ocho nacionalidades. Poco, en todo caso, comparado con los demás sindicatos.