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IRAQ

Al Sadr pone en jaque al Gobierno iraquí y retira a sus seis ministros

Fotografía
Por Miguel MartorellTiempo de lectura3 min
Internacional22-04-2007

El clérigo iraquí Muqtada Al Sadr se sabe poderoso en el bastión chií que es Iraq y es consciente de que cuenta con el apoyo de Irán. Por ello, el religioso chií no deja de poner en problemas al Gobierno de Nuri Al Maliki. Hace unos meses ya provocó una crisis parlamentaria al retirar a sus diputados de la Cámara iraquí. Ahora, ha ido un paso más allá y ha puesto en jaque el propio Ejecutivo con la salida de sus seis ministros del Ejecutivo de unidad nacional.

Es el más poderoso clérigo chií de Iraq y su visión estratégica de cómo golpear a sus enemigos políticos en el momento propicio no podría ser mejor. Tras una de las mayores matanzas que se recuerdan en Bagdad, la peor desde que se puso en marcha el plan de seguridad de Estados Unidos para la capital, y con Washington cada vez más impaciente ante los escasos avances que consigue en el país mesopotámico, Al Sadr ha causado una auténtica crisis de Gobierno. “Los ministros de Al Sadr abandonarán de inmediato y entregarán sus seis carteras al Gobierno”, anunció el portavoz parlamentario de los chiíes radicales del Parlamento iraquí, Nassar Al Rubaie, que leyó un comunicado escrito por el propio clérigo. “Hemos considerado necesario dar esta orden a los ministros del bloque de Al Sadr”, añadió, mostrando su “esperanza” de que el Ejecutivo de Al Maliki entregue las carteras vacantes a políticos independientes “que representen la voluntad de la gente”. Aunque los motivos oficiales de esta dimisión en bloque sean la falta de voluntad de Al Maliki de establecer un calendario con la retirada de las tropas estadounidenses de Iraq, lo cierto es que la ira de Al Sadr ha ido in crescendo a raíz de la detención de alguno de los hombres del Ejército del Mahdi, dentro del plan de seguridad desarrollado por EE.UU. en Bagdad. Si bien esta decisión del brazo político de Al Sadr no derrumbará al Gobierno de Al Maliki, sí que le coloca en una situación de extrema debilidad, toda vez que se ha valido de los chiíes radicales para gobernar. No es el primer reto de Al Sadr al Gobierno. El 9 de abril, con motivo del aniversario de la toma de Bagdad, el clérigo Al Sadr realizó toda una demostración de fuerza sacando a la calle a decenas de miles de chiíes de forma pacífica para protestar contra la permanencia de las tropas estadounidenses en Iraq. Precisamente, éste fue el motivo que esgrimió Al Rubaie para justificar ante los periodistas, en la rueda de prensa que ofreció en la Zona Verde, la salida del Ejecutivo de sus seis ministros, ya que, a su juicio, Al Maliki no ha respondido a las peticiones del pueblo iraquí. La oposición de Al Sadr a la presencia de tropas extranjeras en Iraq ha sido motivo de presión constante contra el Ejecutivo de Al Maliki. A finales de enero, su grupo parlamentario puso fin a un boicot que duraba ya dos meses como forma de protesta por la permanencia del Ejército estadounidense y por una reunión del primer ministro con el presidente de EE.UU. En aquella ocasión, un parlamentario de los chiíes de Al Sadr anunció la creación de una comisión para estudiar los motivos del boicot y proclamó con optimismo: “esto es un nuevo comienzo”. Sin embargo, la presión de Al Sadr sobre el Gobierno ha sido constante durante todo este tiempo, incluso a través de la fuerza armada. Mientras, desde Washington se presiona a Al Maliki para que comience a tomar control de una situación que parece abocada al descarrilamiento y se le advierte una y otra vez de que las tropas de EE.UU. no permanecerán para siempre. Puede que por todo lo anterior -la presión desde el interior y el exterior- el Ejecutivo de Al Maliki anunciara, aunque con la boca pequeña, que las Fuerzas de Seguridad podrán hacerse cargo de la situación para finales de este año. Aunque horas más tarde del anuncio cerca de 180 muertos en las calles de Bagdad lo pusieran en duda.