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JAPÓN

El primer ministro nipón deja su puesto a un ¬halcón¬ de su partido

Por Miguel MartorellTiempo de lectura2 min
Internacional24-09-2006

El jefe de Gobierno de Japón, Junichiro Koizumi, ya tiene sustituto al frente del Partido Liberal Demócrata y en su puesto como primer ministro de una de las potencias económicas más poderosas del mundo. Su sucesor será el hasta ahora ministro portavoz, Shinzo Abe, un auténtico animal político con objetivos muy claros y estratégicamente contundentes, como la reforma de la Constitución para permitir que Japón participe en misiones de paz en el exterior.

Cumpliendo con los estatutos del PLD, Koizumi deja el cargo de primer ministro en mitad de su segundo mandato y tras una trayectoria política marcada por su giro neoliberal en materia económica. Abe se ha impuesto en las elecciones internas del partido a los otros dos candidatos al cargo, dos figuras de peso en la política japonesa: el ministro de Asuntos Exteriores, Taro Aso, y el de Finanzas, Sadakazu Tanigaki. Tras ser nombrado como presidente del PLD, Abe fue designado como primer ministro del país nipón en el Parlamento, donde su partido tiene mayoría absoluta, por lo que no hubo problemas para su elección. El nuevo primer ministro es un auténtico halcón dentro del PLD y el candidato preferido de Koizumi. El mandato de Abe se prevé continuista en materia económica, toda vez que aboga por mantener la línea neoliberal de Koizumi. Así, su mayor reto es lograr que el crecimiento económico anual de Japón se sitúe en el tres por ciento, ajustando al máximo la inflación, o establecer beneficios fiscales para empresas privadas que lleven a cabo renovaciones tecnológicas. Si Koizumi será recordado como el primer ministro nipón que privatizó el servicio postal de Japón, Abe seguramente lo será por sus ambiciosas metas de expansionismo económico. El nuevo jefe de Gobierno apuesta por extender el poderío económico nipón en Asia mediante la firma de tratados de Libre Comercio con otros países de la región, el incremento de las exportaciones y un fuerte impulso a las inversiones de su país. Aunque Abe es partidario de volver a la mesa multipartita en la que se negociaba el desmantelamiento del programa nuclear de Corea del Norte, su principal baza en política exterior es la línea dura con este país. El nuevo primer ministro reclama, ante todo, información transparente sobre los ciudadanos japoneses secuestrados por los servicios secretos norcoreanos en los 70 y 80. Sus propuestas más controvertidas son la creación de un Consejo de Seguridad Nacional para afrontar grandes crisis nacionales o la reforma de la Constitución. En este último punto, Abe aboga por llevar a Japón a misiones de paz en el exterior, algo que prohíbe el actual texto constitucional, pero que sin duda le acercará a Estados Unidos. Además, Abe impulsará también las relaciones China y Corea del Sur, muy deterioradas durante el mandato de Koizumi.