POBREZA
Más de 800 millones de personas se mueren de hambre en el mundo

Por Sandra Carretero
2 min
Sociedad26-06-2005
Erradicar el hambre y la pobreza. Esos eran los principales objetivos que se plantearon en el año 2000 cuando diferentes Gobiernos y Estados decidieron firmar la Declaración del Milenio. En esa reunión se fijaron los ocho objetivos principales que harían de este mundo un lugar más solidario y comprometido.
Esos compromisos no se han llevado a cabo y como consecuencia de esa deslealtad producida en estos cinco años, las cifras no han bajado sino que han aumentado. En el mundo hay 50 millones de infectados con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y la gran mayoría sin un tratamiento que haga frenar la enfermedad. Unos 800 millones de personas no tienen acceso a la suficiente comida como para alimentarse. Además, 1.100 millones de personas sobreviven al día con menos de un dólar y 1.200 millones de personas no tienen acceso a agua potable. Los más pequeños también sufren las consecuencias de la injusticia y la falta de solidaridad, pues diez millones de niños mueren antes de cumplir cinco años por causas evitables. Las mujeres son otro colectivo en desventaja, pues el 70 por ciento de personas pobres en el mundo son mujeres, mientras el 10 por ciento de la población mundial disfruta del 70 por ciento de las riquezas. Asimismo, las zonas rurales también se llevan la peor parte, pues el 75 por ciento de los pobres son campesinos. Por todas estas razones y para evitar que más de 3.000 millones de personas se mueran en el mundo por enfermedades, por no tener agua o alimentos, cientos de miles de personas han salido a la calle en diversas ciudades del mundo para manifestarse para que "pobreza cero" deje de ser un lema y se convierta en realidad. España, aunque no pertenezca a uno de los países del G-8, los más ricos del mundo, tiene que revisar la deuda que los países latinoamericanos tienen contraída con la Madre Patria como ellos la llaman. Es necesario que España también done el 0´7 por ciento de su Producto Interior Bruto (PIB), que condone las deudas que otros países tienen con él y que fomente el comercio justo para que los países pobres puedan exponer sus productos en igualdad de condiciones. Además, hay que ayudarles a implantar la tecnología además de fomentar las infraestructuras. De esta forma se podrá evitar que en el siglo XXI se permita que unos mueran de hambre mientras otros son inmensamente ricos.