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REPORTEROS DE GUERRA

Los periodistas franceses volverán a Iraq con más seguridad

Por Silvia Álvarez-Buylla MartínezTiempo de lectura2 min
Comunicación27-06-2005

Guardaespaldas armados y coches blindados acompañarán a los enviados especiales franceses que trabajen en Iraq. Los directores de los principales periódicos galos decidieron el miércoles 22 de junio dar todo lo necesario para que sus enviados vuelvan al país en condiciones de seguridad.

Los directores y los principales reporteros que cubren el conflicto iraquí acordaron las medidas en una reunión en la sede del diario Libération. En este periódico trabaja la periodista Florence Aubenas, liberada junto con su guía, Hussein Hanoun, el pasado 11 junio tras más de cinco meses de cautiverio. Las cuatro normas adoptadas fueron: evaluar los problemas de seguridad de los periodistas franceses en Iraq; aceptar guardaespaldas armados y coches blindados para su labor; compartir los medios necesarios para lograr la máxima seguridad y volver a Iraq tras la puesta en marcha de estas nuevas pautas. La reunión tuvo lugar en medio del debate sobre la expulsión de Iraq de la única periodista gala que quedaba en el país, Anne-Sophie Le Mauff. La informadora abandonó Iraq en contra de su voluntad porque las autoridades iraquíes decidieron repatriarla "a causa de las amenazas que pesaban sobre su seguridad”. Le Mauff explicó a Reporteros Sin Fronteras que “los responsables del ministerio del Interior" le habían explicado que también se trata “de un reclamo de las autoridades francesas”. Tras la salida de Le Mauff no se encuentra ningún redactor francés en Bagdad debido a la oleada de secuestros. Los medios enviarán nuevos periodistas que cubran la información. Pero, desde ahora, trabajarán con seguridad máxima ya que se ha avisado al Gobierno galo sobre “los riesgos específicos para los periodistas franceses”. Según el semanario Le Canard Enchainé, los franceses son los más cotizados “en el mercado internacional de rehenes” de Iraq, porque “París acepta pagar rescates más importantes que Roma o Bucarest”. Christian Chesnot y Georges Malbrunot fueron otros de los periodistas franceses secuestrados que mantuvieron al mundo en vilo durante cuatro meses. Paris entero se volcó en una recogida de firmas y en una campaña para pedir a Iraq y al Gobierno galo la liberación de los dos reporteros de Radio France y Le Figaro, respectivamente.