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TOROS

El efecto mariposa

Por Almudena Hernández PérezTiempo de lectura1 min
Espectáculos15-09-2001

Miguel Abellán ha tenido grandes triunfos con esa terna blanca y plata con mariposas bordadas en el pecho. El torero madrileño tenía cita el día 14 en Nimes (Francia) con Julián López El Juli y Sebastián Castella. Iban a lidiar ejemplares de Mari Carmen Camacho. Todos los actos se suspendieron y no hubo oportunidad para el revoleteo de las mariposas en el pecho de Miguel, en el capote de Julián o en las manos de Castella.

A muchos, muchos kilómetros de Nimes y de la taurina España que la semana pasada ha visto toros en Valladolid, Albacete y Murcia, entre otras muchas plazas, está un poquito el corazón de la Fiesta. Miles de víctimas allí, en Estados Unidos, taurinos en varios lugares del país, también en la ahora menos ciudad de los rascacielos y en Washington. Uno de los pasajeros de los aviones lanzados contra objetivos de los terroristas había corrido en los encierros de San Fermín este año. En el corazón de la poética Nueva York de Lorca -no fue a las cinco en punto de la tarde, maestro- y José Hierro tampoco suenan los clarines en la sede del Club Taurino de la ciudad, cuyos miembros se dejan ver puntualmente en Navarra en el mes de julio. La temporada, no obstante, continúa anciana ya a miles de kilómetros, a millones de aleteos de mariposas grises. Y está malherida, en doble sentido. Varios toreros están convalecientes de las lesiones que han sufrido en las últimas fechas: Luis Miguel Encabo, cogido en Albacete, se recupera en su domicilio; el novillero Sergio Aguilar, lesionado en Arganda (Madrid), ha tenido que pasar por el quirófano para operarse de una vértebra y ha cortado la temporada, y Ortega Cano ha perdido varias citas por un esguince del ligamento de una de las rodillas. Sin embargo, no sólo revolotean mariposas negras en los tendidos. Una esperanza. El matador retirado César Rincón se recupera de la hepatitis C y Enrique Ponce y José Tomás las bordan las alas con lentejuelas en Valladolid. No obstante, el efecto mariposa ha llegado también al corazón de la Fiesta, que tiene un poquito de músculo en Estados Unidos.