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EMPRESAS

Worldcom y Xerox, dos nuevos fraudes fiscales que hacen temblar el sistema financiero de EE.UU.

Por La Semana.esTiempo de lectura1 min
Economía28-06-2002

El movimiento fue tan burdo y simple que llama poderosamente la atención que nadie se haya dado cuenta antes del fraude cometido por la empresa de telefonía Worldcom. Lo que eran 3.800 millones de gastos pasaron a ser, como por arte de magia, activos de la empresa y se contabilizaron como ganancias, lo cual reportó a Worldcom 1.530 millones de dólares de beneficios fantasma.

Hasta la pasada semana nadie se había dado cuenta del oscuro movimiento, pero la Comisión del Mercado de Valores (SEC) reparó en que ciertas irregularidades se estaban llevando a cabo en la que actualmente es la segunda empresa de telefonía de EE.UU. El asunto llegará hasta los juzgados, ya que la SEC ha decidido denunciar este fraude ante la justicia estadounidense. El futuro de la empresa es más que incierto. De momento se han planteado el despido del 20 por ciento de la plantilla y las tres calificadores de riesgo más importantes de EE.UU. (Standar and Poor’s, Moody’s y Ficth) han recalificado a la empresa a la baja. Worldcom podría llegar a la bancarrota, la cual sería la más grande en la historia financiera de EE.UU., ya que ante los hechos los bancos posiblemente no darán a la empresa una serie de créditos valorados en 9.000 millones de dólares, necesarios para liquidar una deuda que arrastra de 30.000 millones. El caso Enron parece haber abierto la caja de Pandora y tras éste salta ahora el de Worldcom, pero no viene solo, también la empresa de fotocopiadoras Xerox admitió que había contabilizado por anticipado ingresos de hasta 6.000 millones de dólares durante los años 1997-2001. Estos casos han levantado serias dudas en los inversores que ya no saben qué ni a quién creer. La desconfianza es tal que comenzaron a escucharse rumores de nuevos casos, esta vez con General Motors, pero que al final no se confirmaron. Las Bolsas fueron las que más pronto acusaron estas noticias y el presidente de EE.UU., George W. Bush, se pronunció en contra de estas actuaciones e intentó calmar a los inversores.