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CREAR EN UNO MISMO

“Oiga doctor: devuélvame mi rebeldía”

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura3 min
Opinión10-10-2011

“Más de 100 mentiras”, el musical con canciones de Joaquín Sabina, ya se ha estrenado en el Rialto, en la Gran Vía madrileña. Aún no he podido verlo, pero desde que tengo noticia de él, he repasado las geniales letras de este poeta que acompaña sus versos con melodías. Una de sus canciones, Oiga doctor, me inspiró este Crear en uno mismo. En aquella canción, Sabina se queja de su felicidad y le pide al doctor que le devuelva su frustración, su fracaso, su rebeldía, su pasión. Sin ellas, ya no es él mismo, sino sólo su “caricatura”. Con su genial ironía, Sabina juega con el doble sentido de algunas palabras que normalmente asociamos a algo malo, y que él demanda como las auténticamente humanas. Objetivamente hablando, nadie puede desear el fracaso, el dolor, la depresión o la frustración. Sin embargo, cuando esas pasiones no nos dominan (del mismo modo que ocurre cuando no nos domina esa “felicidad” que, según Sabina, le vuelve “idiota”) no sólo no son algo malo, sino que nos indican dos cosas muy buenas. La primera, que estamos vivos; la segunda, que soñamos con algo mejor de lo que tenemos. Sabina dice: “no escribo una nota desde que soy feliz”; y esa noticia es habitual entre los creadores. Recuerdo que Juan Manuel de Prada me dijo una vez que es la “insatisfacción” el motor de todo artista, y que un artista satisfecho carece de motivos para escribir. Gregorio Marañón, con un juego de palabras similar a los del cantante adoptado por Madrid, sostiene que la rebeldía es la virtud por excelencia de la juventud. Pero no una rebeldía sin causa, sino la rebeldía como “esa generosa inadaptación a la imperfecciones de la vida” que lleva a los jóvenes a luchar por un mundo más justo. El recientemente fallecido Steve Jobs dijo a los universitarios de Stanford que todas las mañanas se miraba al espejo preguntándose si quería hacer lo que ese día debía afrontar. Y que cuando varios días seguidos su respuesta era “no”, sabía que debía hacer algún cambio. Gracias a Dios, se dijo muchos días “no”, e hizo grandes cambios que han cambiado nuestra vida cotidiana en los últimos 30 años. Cualquier creativo enseña que su secreto es ver el error no como oportunidad para la condena, sino para el aprendizaje y la superación. Sócrates, el sabio más grande de la Antigüedad, buscaba siempre conversar con quienes tenían fama de sabios, con la esperanza de ser corregido y aprender, cada día, algo nuevo: “Pobre del hombre que no ha sido refutado nunca -le dijo a Gorgias-, pues su alma permanecerá impura”. Pues bien: todas estas sensaciones (insatisfacción, fracaso, debilidad, dolor, tristeza, incomprensión…) debemos entenderlas como una señal del alma de que algo no marcha bien, de que algo debemos cambiar. Bien entendidas, todas ellas son un termómetro de nuestra sensibilidad hacia las imperfecciones, y un motor interior para que cada uno de nosotros tomemos decisiones que nos permitan crear algo mejor, empezando por crearlo dentro de nosotros mismos.

Fotografía de Álvaro Abellán

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Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach