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SIN CONCESIONES

Sánchez contra Rivera

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura4 min
Opinión27-05-2018

Una moción de censura contra Mariano Rajoy. Eso es lo que ha anunciado Pedro Sánchez para tratar de llegar a La Moncloa tras la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el caso Gürtel. Es en toda regla un quítate tú para ponerme yo pero sustentado sobre el razonable argumento moral de combatir la corrupción. Sánchez ha tomado la delantera a sus adversarios Albert Rivera y Pablo Iglesias, con los que coincide en los motivos pero no en el objetivo final. Porque todos quieren echar a Rajoy pero para quedarse con su puesto. Así que Rivera e Iglesias son los verdaderos destinatarios de la moción de censura socialista. Sánchez la presenta contra el presidente del Gobierno pero a los que realmente pretende vencer con ella es a sus rivales de la oposición.

Sánchez pretende vencer a Rivera e Iglesias con la moción de censura
Sánchez tiene pocas opciones de triunfar con su moción de censura. Lo más probable es que la pierda aunque gane la votación parlamentaria. Para derrocar a Rajoy necesita el voto a favor del PNV o de Ciudadanos y ninguno de los dos se inclina por la labor. Tienen intereses diferentes a los del secretario general del PSOE. Sobre todo, en el caso de Albert Rivera. El líder naranja bajo ningún concepto ayudará a Sánchez a tomar posesión de La Moncloa porque eso es precisamente lo que él ansía. Según las encuestas, acaricia ese sueño con los dedos. Luego sería estúpido ayudar a Sánchez a ser presidente justo ahora y regalarle durante unos meses el inmenso aparato gubernamental para que consolide su liderazgo. Eso le colocaría automáticamente como favorito para las generales, fueran inmediatamente después del verano o, como prefiere el socialista, a lo largo de 2019.

Rivera sería estúpido si ayuda a Sánchez a ser presidente justo ahora
Rivera no piensa caer en semejante error. Por eso, exige elecciones generales inmediatas para aprovecharse del viento a favor de los sondeos. Por eso, reclama un candidato de paja para sustituir a Rajoy hasta votar en las urnas. Por eso, esgrime excusas más o menos comprensibles contra la moción de censura del PSOE. El líder de Ciudadanos no quiere dar ni la más mínima ventaja a su principal rival para presidir La Moncloa. El peligro para Rivera no es Rajoy, sino Sánchez. El PP parece abocado a perder las próximas elecciones generales, amedrentado por los escándalos de corrupción y el desgaste habitual de un segundo mandato. Rivera cree que el próximo presidente del Gobierno será quien mejor erija su alternativa. Considera que los españoles tendrán que elegir entre Sánchez o él y el vencedor será quien parezca más fiable de los dos. Barrunta que quien consiga más escaños que el otro será el presidente, siempre que el PP siga precipitándose al vacío.

El peligro para Albert Rivera no es Mariano Rajoy, sino Pedro Sánchez
Ciudadanos fue el gran triunfador de la moción de censura que el PSOE presentó hace un mes en la Comunidad de Madrid. Gracias a ella forzó la renuncia de Cristina Cifuentes. Replicó la estrategia con la que en Murcia consiguió echar de la política a un presidente implicado en casos de corrupción. En ambas regiones la formación naranja cosechó un éxito. Pero con Rajoy ha evitado caer en ese error. Sí, error. Lo que en Murcia y Madrid fue un acierto sería una equivocación en el Congreso. Porque si Rajoy se fuera, no llegarían hombres de paja como el murciano Fernando López Miras o el madrileño Ángel Garrido. Si Rajoy abandonara, cosa muy muy muy improbable, el PP colocaría en su lugar a un peso pesado como Feijóo, Sáenz de Santamaría o Cospedal. En ese caso, Rivera facilitaría al PP la sucesión interna y encontraría un duro e inesperado rival en su llano camino hacia La Moncloa.

La disputa ahora es entre PSOE y Ciudadanos por el trono que aún ostenta Rajoy
Así que la moción de censura de Pedro Sánchez busca precisamente exhibir las incongruencias de Ciudadanos a la vez que el PSOE recupera el protagonismo y liderazgo que había perdido. Ha cogido a Rivera a contrapié y es sólo el comienzo de la batalla entre ellos. A medida que se acerque el momento de votar, será más cruenta. Los dos quieren sustituir a Rajoy al frente del Ejecutivo. Pero sólo uno de ellos podrá ser presidente. Cada uno de sus pasos busca hundir más al PP, lógica indispensable en la labor de oposición. Pero también pretende zancadillear al resto de los rivales en la carrera hacia La Moncloa. Durante el bipartidismo la disputa era tan sencilla como que uno perdía y otro ganaba. Que el Gobierno pierda ya no es suficiente para llegar a La Moncloa. Ahora, además, hay que vencer a los demás y eso implica parecer mejor que los demás. Significa parecer más duro, más creíble, más fiable... Hasta ahora la disputa era todos contra el PP. Ahora también es entre PSOE y Ciudadanos por el trono que aún ostenta Rajoy.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito