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ACHIQUE DE ESPACIOS

Desprestigiados

Fotografía

Por Nacho García BarcoTiempo de lectura2 min
Deportes20-10-2002

De repente, se apagan las luces en El Sardinero y el futuro blanco lejos del Bernabéu se vuelve negro, incierto, preocupante. Llegaba el Real Madrid a Santander con las estadísticas a domicilio en negativo y se fue de allí con la cabeza gacha, lleno de dudas y dejando tras de sí una estela de equipo ruinoso porque sí, sin más. No es fácil de explicar qué le sucede a un conjunto que acumula ya seis meses sin vencer fuera de su estadio, pero lo del pasado sábado allana el camino en el intento. Cuando los madridistas abandonan el glamuroso iluminar de las luces de la Champions y cuando el telón del Bernabéu se baja hasta el siguiente espectáculo, el Madrid retorna a ese estado de desidia y desgana permanente y se vuelve vulgar. En Europa pesa mucho la historia blanca y por ahí incrementan los rivales su respeto por el equipo de Del Bosque. En España todo es distinto: ya no hay secretos. Chamartín sigue siendo una losa para los visitantes, pero a domicilio nadie se asusta. Hoy día la actitud, las ganas y el físico iguala las fuerzas, y al equipo sideral blanco le faltan toneladas de todo eso. Da la sensación de que al Madrid le invade la pereza cuando tiene que jugar lejos del Bernabéu. Llenos de desidia y dejadez, los jugadores blancos huyen de las faltas de comodidad que sí encuentran como locales, cuando los equipos les miran de lejos, les dejan jugar y, casi, les aplauden. Pero fuera la historia cambia. Las exigencias se multiplican y el Madrid se divide él solito. El último capítulo de esta insoportable historia está escrita en Cantabria, pero podría aplicarse a todas y cada una de las capitales donde el Madrid acude a jugar desganado. Es como si correr, luchar o pelear no fuese con ellos. Por ahí se le va la fuerza, y eso lo saben los rivales que trabajan más que nadie, corren más que nunca y aprietan de lo lindo. Por ese camino el Madrid lleva seis meses dejando sus vergüenzas por los campos de España, dejando al aire una dejadez sospechosa digna de tomar cartas en el asunto. De no hacerlo, la historia no tiene visos de acabar. Sólo cuando el partido tiene rango de lujo y a los jugadores les interesa se ve el Madrid de verdad. Y desde hace tiempo, y no se sabe por qué, la Liga no interesa. Quizá porque es algo demasiado vulgar y sin prestigio. Igual que queda el Madrid tras partidos como el de Santander.

Fotografía de Nacho García Barco