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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Golpe de Estado: ¿a quién beneficia?

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura3 min
Internacional18-07-2016

El golpe de Estado en Turquía demuestra que el pueblo está de acuerdo, mayoritariamente, con las políticas que está desarrollando el presidente, Recep Tayyip Erdogan.

Miles de personas salieron a las calles de Ankara (la capital) y de Estambul (la ciudad más emblemática) para mostrar su rechazo el levantamiento militar. Mientras tanto, el presidente utilizaba las nuevas tecnologías y la videoconferencia para lanzar su mensaje en contra de la asonada y a favor de la República y de la democracia. Pocas horas después, conseguía aterrizar en Estambul y detener el golpe.

El Ejército es el encargado de garantizar que Turquía sea laica y hasta que llegó Recep Tayyip Erdogan al poder los mandos castrenses tenían gran influencia en el ámbito político. De hecho, fue el propio Erdogan el que maniobró para reducirla y el que fue colocando a gente de su confianza en cargos estratégicos.

Por si no fuera suficiente, ambas instituciones tienen puntos de vista encontrados en cuanto a la religión. Por una parte, el Ejército defiende un Estado laico, tal y como propuso el fundador de la Turquía moderna, Mustafá Kemal Ataturk. Por otro, el presidente Erdogan es islamista y quiere que el Islam esté presente en la vida y en la política turcas.

Erdogan lleva en el poder desde 2003, primero como primer ministro y desde 2014 como presidente. Durante sus primeros años al frente del Gobierno, impulsó reformas económicas y sociales que supusieron un desarrollo importante de Turquía y que la acercaron a los requisitos impuestos por Bruselas para que se iniciara el proceso de adhesión a la Unión Europea.

Sin embargo, el énfasis del principio fue perdiendo fuerza y cada vez hay más sectores que acusan a Erdogan de autoritario, de querer aumentar su poder mediante cambios en la constitución, de imponer la censura, de silenciar las críticas y de aprobar políticas pensando más en su interés personal que en el bien común. Entre estas últimas se encuentran romper el alto el fuego con los separatistas kurdos y mantener una postura ambigua ante el denominado Estado Islámico (Daesh).

El hecho de que tan solo pocas horas después de fracasar el golpe de Estado, Erdogan haya iniciado una purga que afecta a más de 6.000 personas entre militares y jueces demuestra que ya había una lista previa de personas señaladas. El levantamiento castrense ha sido una buena excusa para llevar a cabo las estrategias presidenciales. Además, parece que esto solo es el principio, porque ya se ha anunciado más mano dura.

Habrá que estar pendientes tanto de las medidas que toma el presidente como de las políticas que adopta a partir de ahora, ya que el fracasado golpe de Estado puede ser un impulso para los planes de Erdogan. Al fin y al cabo, se siente fuerte, con el pueblo apoyándole y con una oposición que también ha condenado el alzamiento militar.

El presidente turco acusa a Fetulá Gulen (antiguo aliado y ahora su enemigo, exiliado en Estados Unidos) de ser el inductor del golpe de Estado. Incluso Erdogan se ha atrevido a insinuar que la Casa Blanca puede haber instigado el levantamiento castrense (algo que Washington niega categóricamente).

Lamentablemente, es muy difícil saber quién está detrás de un golpe de Estado como el de Turquía, pero, como punto de partida de la investigación, siempre conviene preguntarse ¿a quién beneficia?

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD