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ANÁLISIS DE ESPAÑA

La carta de Felipe

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España31-08-2015

Felipe ha irrumpido en la campaña catalana al estilo quevediano, acudiendo arduo a la herida sin necesidad de ser llamado. Aunque no cabe duda de que el ex presidente se ha mostrado más conciliador que el poeta del Siglo de Oro, quien también dejó escrito aquello de que “mientras en Cataluña quede un solo catalán y piedras en los campos desiertos, hemos de tener enemigos y guerra”. Dicho sea de paso, raro es que González no intervenga en una cita electoral en la que ya se ha personado hasta la Guardia Civil. No hay campaña que se precie sin una buena presunción de inocencia y peticiones de explicaciones por parte de los mismos que las niegan en otras latitudes. Y en esto no hay hecho diferencial que valga en Cataluña, Ya sólo falta Aznar abroncando a los suyos para que estemos todos. Pero esta vez a Felipe no le han invocado la figura para llenar un mitin, recurso habitual en los socialistas cayendo casi en lo supersticioso. Algo así como aquellos hinchas argentinos de Rosario, que raptaron a un anciano para llevarlo a la cancha con el inapelable argumento de que su equipo nunca perdía con el viejo presente.

Esta vez ha sido el propio Felipe quien ha puesto en valor su experiencia, que efectivamente algo tiene de victorias, en Cataluña y en el resto de España. Ha sido a través de una carta publicada en El País dirigida a los ciudadanos catalanes en la que advierte contra “la propuesta que hace esa extraña coalición unida solo por el rechazo a España”. Lo hace combinando la denuncia con la invitación a continuar juntos en un proyecto común que ha traído progreso para el país y enormes cotas de autogobierno para Cataluña. La carta es sencilla y directa, tanto que ni siquiera trata de explicar en qué cambiaría el actual estado autonómico con el federalismo asimétrico, panacea socialista para el modelo de convivencia y -no nos engañemos- para sus propios conflictos internos.

En la carta del expresidente no hay nada que no piense Rajoy, sin embargo el actual inquilino de La Moncloa no lo ha dicho. O no así al menos. O no tantas veces como hubiera sido suficiente para plantear una contranarrativa con la que replicar el omnipresente relato soberanista. Para acompañar con un discurso reconocible a lo inapelable de las cifras, ya sean las balanzas fiscales, las inversiones del Estado en Cataluña o el 3% de las mordidas. Queda la sensación de que ha sido mucho el tiempo perdido durante esta legislatura, aunque nunca es tarde para convocar mañana mismo una rueda de prensa y explicarles a los ciudadanos catalanes por qué les seguimos queriendo con nosotros. Si Rajoy no ha dado esa batalla es porque no ha querido o porque no ha sabido. Y cualquiera de las dos opciones nos lleva de nuevo a Quevedo: “bien sé a cuántos contradigo y reconozco los que se han de armar contra mí; mas no fuera yo español si no buscara peligros, despreciándolos antes para vencerlos después”.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio