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SIN CONCESIONES

El ser superior

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura4 min
Opinión17-07-2015

Hay dos tipos de jefes en la vida: los que trabajan para el bien común y los que trabajan para sí mismos. Los primeros forman parte del nuevo concepto de dirección que el coaching intenta implantar desde hace años. Los segundos pertenecen a la vieja escuela del individualismo, la jerarquía y el concepto clásico del ordeno y mando. Los primeros suelen escuchar las críticas porque saben que con ellas se aprende, se consigue implicación y se crece. Los segundos aplastan a cualquiera que levante la más mínima voz y se guían por la consigna bélica de estás conmigo o contra mí. Entre estos últimos sobresalen los seres superiores, esos que elevan el personalismo a la máxima potencia y que creen en modelos de dirección totalmente presidencialistas.

Hay dos tipos de jefes: los que trabajan para el bien común y los que trabajan para sí mismos
Florentino Pérez está sin duda en esta categoría de jefazos, porque él es mucho más que un jefe. No lo digo yo, sino Emilio Butragueño, autor del concepto de "ser superior" aplicado al mundo del fútbol. Cuando en cualquier deporte manda más un presidente, sea de un club o de una federación o incluso de una productora audiovisual, que el propio deportista que cosecha los éxitos es porque el modelo está patas arriba y los negocios priman sobre méritos verdaderos como el esfuerzo, el sentimiento, la superación, el sacrificio, el valor e incluso el éxito. En el Real Madrid hace tiempo que la directiva presta más atención a lo que sucede en el palco durante el descanso de los partidos que al propio deporte. Hace tiempo que los fichajes dependen del nombre y la comisión del agente en vez de la calidad y el perfil futbolístico del jugador.

El despido de Íker Casillas, en absoluto marcha a petición propia, es la mejor prueba del desatino al que puede llegar un jefe cuando antepone sus apetencias personales al interés colectivo. Casillas puede estar harto del Real Madrid hasta el punto de solicitar el traspaso al Oporto, pero sólo puede caer en semejante desesperación por un motivo. ¿Quién genera semejante hastío? Casillas no se va, sino que le echan. No se despide, le expulsan de su casa. Nadie abandona su hogar sin ser previamente maltratado, perseguido, arrinconado y vilipendiado. Todo eso ha ocurrido con Casillas y ha estado patrocinado desde lo más alto del club, como denuncia su propia familia. Mourinho hizo pública la guerra contra Casillas y el presidente nunca salió a defenderlo. Al marcharse el portugués, una palabra del todopoderoso habría puesto fin al debate, pero nunca salió de su boca. Una llamada de teléfono a algunos periodistas habría silenciado definitivamente la polémica, pero tampoco quiso. Todo lo contrario. Fue a más hasta lograr el objetivo.

¿Tan desleal ha sido Casillas para no merecer el mismo vestuario que Khedira ha okupado como un antisistema?
El desatino va mucho más allá de la animadversión personal y de la persecución futbolística al mejor portero que ha tenido España. El que ganó el Mundial de Sudáfrica y levantó dos Eurocopas consecutivas. El despropósito es incluso económico. Primero se intenta expulsar a Casillas. Al no conseguirlo, se condena a Diego López y se ficha por 10 millones de Keylor Navas para chupar banquillo. Después se intenta comprar a precio de jeque árabe a De Gea y, al frustrarse los planes, se busca a otro portero igual que Casillas con una letra menos en el apellido y ningún título. ¿Tan malo es Casillas? ¿Tan desleal ha sido para que no merezca seguir en el mismo vestuario que Khedira ha okupado como un antisistema durante esta temporada?

La gestión humana, corporativa, económica, de prestigio y de imagen ha sido suicida por parte de Florentino Pérez pero no pasa nada porque el ser superior sigue manejando los hilos del club entero y, por extensión, de muchos medios de comunicación. Lo peor de todo es que no es la primera vez que el dios de las esencias del falso madridismo repite con Casillas lo que hizo anteriormente con Raúl, Redondo, Hierro e incluso Xabi Alonso. Nadie puede estar por encima del más superior de los seres superiores. A su lado, los mitos deben parecer humanos. En cuanto un ángel blanco hace sombra al jefe, comienza la campaña de desprestigio hasta hacerlo añicos. Nadie debe hacer sombra a la luz que irradia el más presidencialista de los presidentes merengues. Nadie debe rechistar y nadie debe cuestionar el destino que él decide consigo mismo y sus intereses particulares para el resto del madridismo. En el fondo, debe pensar que los aficionados somos unos desagradecidos por no reconocer tanta gloria.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito