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ANÁLISIS DE CULTURA

Cuentos de la Alhambra

Fotografía

Por Marta G. BrunoTiempo de lectura2 min
Cultura24-06-2015

El adiós de Marujita Díaz demuestra que el folclore español ha muerto en todas sus variantes, que el tradicionalismo ha quedado caduco con vistas a un acercamiento europeo propio del desarrollo pero que supone echar una que otra vista dramática y un tanto melancólica al pasado. Ni quedan divas ni horteradas con aroma a pastel saciante.

 Estamos en otro epígrafe que los libros de historia podrían señalar como “La década posterior a la gran crisis”. Hemos entrado en el túnel de la corrupción y es ahora cuando sale la bruja a dar con la escoba al imputado, la palabra de moda. Negocio que abarca desde la política al fútbol, pasando por la cultura. Hasta Ildefonso Falcones pensó que los impuestos mejor que los pague otro. Degustar las páginas de La catedral del mar con los derechos transmitidos a empresas de otros países. Fraude de 1,5 millones de euros. Dicen que tardó cuatro horas en escribirlo, una por la mañana y otra por la noche, al volver del trabajo. Acumula varios premios y ha sido traducida a al menos 15 idiomas. La ambición, sin embargo, rompió el saco. ¿De quién es la culpa, de escritor que evade impuestos o del Gobierno que busca torpedear todo tipo de riqueza, aunque sea trabajada durante cuatro años?

 La Barcelona del siglo XIV como sujeto colaborador de las hazañas del autor, el esplendor medieval con su explosión demográfica y construcción de sus murallas. La catedral, Santa María del Mar, la grandiosidad del gótico. Pero también la decadencia de mediados de siglo: la peste, la piratería, las revueltas campesinas, las malas cosechas. El ciclo de la historia que siempre se repite. Falcones, caíste en la trampa del túnel de la bruja.

 Tampoco Washington Irving querría que en sus cuentos apareciera una directora que malversa con unas audioguías y que llama “tontos del culo” a unos políticos, por mucho que en el fondo lo sean. Preferimos escuchar las narraciones de las bellas princesas encerradas en una torre para que no se enamoraran, el legado del moro y el tesoro encontrado por un aguador. Mil y una noches que hoy también sienten el ruido del bochorno español. Preferimos la farándula televisiva de noches en vela de antaño que la caspa del ladrón.

Fotografía de Marta G. Bruno

Marta G. Bruno

Directora de Cultura de LaSemana.es

Licenciada en Periodismo

Estudio Ciencias Políticas

Trabajo en 13TV

Antes en Intereconomía TV, La Razón y Europa Press