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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Suban la música

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura2 min
España27-04-2015

En medio de esta España de repera patatera en la que la zozobra demoscópica se digiere a golpe de zapateo y rebujito, se siguen apareciendo de cuando en cuando espectros del pasado que recuerdan abismos de otras épocas. Pasando casi desapercibido salió el domingo de prisión Juan Carlos Balerdi Iturralde, activo pistolero etarra de finales de los ochenta. Ha cumplido 26 años preso, amortiguados al final con una excarcelación antes de lo previsto fruto de un error burocrático tan común de aquellos años en los que había muertos todas las semanas. Un error tan de otra época que ni siquiera merece la pena volver al siglo anterior a buscar un responsable. Es igual, ha pasado entre rejas la mitad de su vida y la única promesa que verá cumplida a su salida será el discreto ongi etorri que le dedicarán sus más allegados en la herriko del pueblo.

En su hoja de servicios prestados a la liberación de Euskal Herria figuran ocho asesinados. Entre ellos varios hosteleros de los muchos a los que ETA señaló como objetivo bajo la acusación de estar corrompiendo a la juventud vasca con el tráfico de drogas, alejándola de su deber de luchar contra el opresor. No es que ETA fuese como las madres que se levantaron contra los narcos en Galicia cansadas de llorar a una generación perdida por la heroína, es que ETA una vez más se arrogaba para ella sola el monopolio de la muerte. Fueron muchos los asesinados por este motivo sin prueba alguna. Con el rigor lógico de la mentalidad etarra resumida en la frase que tanto le gustaba repetir a Soledad Iparraguirre: “zapato oscuro y barba de tres días, mátalo que es policía”. Y punto.

En su último asesinato antes de ser detenido, Balerdi entró en el bar de su víctima y esperó pacientemente a que le sirviese una consumición antes de dispararle a la cabeza. ¿Qué pensarán los familiares de aquellos asesinados al conocer que el ex etarra Folgueras Álvarez fue detenido hace unos días en el Caribe con un barco cargado de dos toneladas de droga? ¿Qué pensará Balerdi? Hasta al propio Txeroki lo detuvieron en Francia con una bolsita de marihuana para hacer más llevadera la clandestinidad. Al etarra Iparraguirre le encontraron en su casa una báscula para pesar la droga, quién sabe si para luego venderla.

Sin embargo en aquellos años cualquier toxicómano era susceptible de ser condenado por el tribunal de ETA. Corría el año 82 cuando la banda asesinó a uno de ellos en presencia de su hermano que logró salvar la vida y corrió hacía un bar cercano. Entró y pidió a gritos que alguien llamase a una ambulancia. En el local había un grupo de gente que había visto lo que había pasado, pero su respuesta fue pedir que subiesen el volumen de la música.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio