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JUSTICIA

Las ausencias cuestionan la eficacia de la CPI

Por Txema GarcíaTiempo de lectura2 min
Internacional02-07-2002

La Corte Penal Internacional (CPI), que entró en vigor el pasado lunes, arranca con importantes ausencias que ponen en entredicho el éxito de este organismo. Estados Unidos, Rusia, China, Israel, India, Turquía, Sri Lanka, Qatar, Vietnam y Filipinas son algunos de los países que se han negado a ratificar el Estatuto de Roma, documento que recogía el protocolo para la creación de la CPI.

El caso más significativo de todos es el de EE.UU., ya que Bill Clinton, antecesor del actual presidente George W. Bush, se despidió de su mandato con un gesto para la galería al suscribir el documento de ratificación en el último día de su Gobierno una vez que el por entonces candidato, Bush, ya había anunciado que si llegaba a la Casa Blanca lo primero que haría sería retirar la firma de Estados Unidos de la CPI. Bush cumplió su palabra nada más aterrizar en Washington. El principal temor de la Administración estadounidense es que alguno de las decenas de miles de soldados que tienen desplegados por el mundo pueda verse sometido a una causa abierta por la CPI. “No queremos que el personal estadounidense pueda ser víctima de persecuciones politizadas ante una Corte cuya jurisdicción no aceptamos. Con nuestras responsabilidades globales, somos y seguiremos siendo un objetivo especial y no podemos tomar nuestras decisiones en función de posibles actuaciones de la corte", declaró el representante de Estados Unidos ante la ONU, John Negroponte, la semana pasada. Una cuestión que el propio Bush se encargó de zanjar días después. “Lo que no vamos a hacer es ratificar la Corte Penal Internacional ni a someter a nuestros soldados a su jurisdicción”, manifestó el presidente estadounidense de visita al estado de Wisconsin. La determinación de EE.UU. es firme a este respecto e incluso ha amenazado con negarse a participar en cualquier misión humanitaria o de pacificación de la ONU. De hecho, la semana pasada su oposición ha dilatado la toma de la decisión sobre la renovación de la misión de la ONU en Bosnia, e incluso ha estado a punto de retirar definitivamente sus tropas de ella. Desde la Unión Europea, principal impulsora del proyecto, se ve la postura estadounidense con comprensión y con la esperanza de que finalmente Washington decida unirse a la CPI. El ministro de Asuntos Exteriores español, Josep Piqué, manifestó la semana pasada que es necesario buscar los medios “para que ese país no sienta a la CPI como traba para las intervenciones en las que se ve comprometido como primera potencia”. Mientras, el fiscal general del Estado, Jesús Cardenal, consideró que la ausencia de EE.UU. “supone un lastre manifiesto para un buen funcionamiento de la Corte”. La organización Human Rights Watch acusó a Washington de “querer debilitar a la CPI”.

Fotografía de Txema García