Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

IMPRESIONES

¿Te das cuenta?

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión05-05-2014

Podemos darnos cuenta de muchas realidades, que podríamos clasificar de diversas formas según hacia dónde queramos ampliar nuestra conciencia. Por ejemplo: nos damos cuenta de las cosas malas, pero también podemos darnos cuenta de las buenas. Hacer una u otra cosa –o hacer las dos, en un sano equilibrio– es algo que tal vez dejamos al azar, sobre lo que no trabajamos conscientemente, y seguramente deberíamos hacerlo, porque nos jugamos mucho en ello. Así, al darnos cuenta de que sólo nos fijamos en lo malo y de las consecuencias que eso tiene en nuestro estado de ánimo o en nuestras relaciones, tal vez podamos tomar nota y cambiar algo. Basta, de entrada, cambiar el foco de atención: basta querer darnos cuenta de otra cosa. Parece fácil, no siempre lo es y, en todo caso, no es poco. Lo demás, muchas veces, viene solo. El mismo caso lo podríamos exponer a la inversa: quizá sólo nos damos cuenta de lo bueno y lo malo nos golpea cuando ya es demasiado tarde. Basta cambiar el foco, la pregunta, la atención: ¿qué es lo que claramente no está bien? ¿Qué es lo que está mal? Y así, con todo. Hoy querría agrupar las cosas de las que nos damos (o no) cuenta en una dirección muy concreta, por si acaso nos sirve de algo: podemos darnos cuenta de la situación actual de las cosas y también podemos darnos cuenta de las posibilidades, todavía por explorar, que encierra cada situación actual. Es fácil que nuestra atención –sobre todo si no la entrenamos, si la dejamos corretear asilvestrada conforme a sus inercias más (de)formadas- se polarice en uno de esos dos tipos de realidad: lo ya dado o lo posible. No querría ahora hacer una apología del valor de centrar nuestra atención en lo ya dado; y tampoco escribiré hoy una lírica de lo posible o lo imposible. Cada uno de nosotros sabe si se da cuenta con mayor frecuencia o facilidad de lo posible o de lo dado. Cada uno de nosotros puede examinarse a sí mismo para valorar si quizá se da cuenta de demasiadas cosas de uno de los polos y deja de darse cuenta de aspectos importantes en el otro. Si me preguntas, creo que los tiempos de crisis son propicios para el miedo y que el miedo suele darnos cuentas de lo dado y descuida gravemente lo posible. También creo que el miedo se da cuenta de fantasmas que no existen. Pero esa distinción, entre darnos cuenta (o no) de que pensamos en fantasmas, fantasías o imposibles, también la dejaremos para otro día. Creo –me doy cuenta según te escribo– que en realidad sólo quería preguntarte si te das cuenta de que en esto de darnos cuenta, de ampliar nuestra conciencia de las cosas, nos jugamos demasiado. ¿Te das cuenta?

Fotografía de Álvaro Abellán

$red

Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach