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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Tom y Gerry (Adams)

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional05-05-2014

Los dibujos animados de Tom y Jerry fueron un referente de entretenimiento para millones de niños en muchos países. Cada capítulo duraba poco y el argumento era simple: el gato Tom quería capturar al ratón Jerry, y durante la persecución al felino le sucedían numerosas calamidades, ya fuera por su propia torpeza o por la inteligencia del roedor. Algo parecido, pero en una versión mucho más trágica, es lo que está ocurriendo en Irlanda del Norte. Siempre existieron sospechas de que Gerry Adams, el carismático líder del Sinn Féin, brazo político del grupo terrorista Ejército Republicano Irlandés (IRA), también tenía relación con acciones armadas. Ahora, Adams está detenido por su presunta implicación en el secuestro, tortura y ejecución, en 1972, de Jean McConville, una viuda católica y madre de 10 hijos, acusada de colaborar con el Ejército británico, algo desmentido oficialmente por Reino Unido. El cadáver de McConville fue encontrado 31 años después de que lo hicieran desaparecer. El arresto de Gerry Adams es todo un golpe de efecto porque Adams es uno de los iconos más visibles de la lucha política nacionalista irlandesa y uno de los artífices del proceso de paz entre republicanos-católicos y unionistas-protestantes, culminado por los acuerdos de Viernes Santo de 1998. En ese sentido, hay que reconocer el mérito del líder del Sinn Féin y de todos aquellos de ambos bandos que apostaron por el entendimiento. Sin embargo, una cosa no quita la otra y se deben dar explicaciones si surgen nuevas pruebas y acusaciones, como es ahora el caso de las grabaciones archivadas en una universidad de Boston (Estados Unidos). En ellas se escuchan los testimonios y confesiones que hicieron varios terroristas del IRA y paramilitares unionistas británicos para un trabajo de investigación académica. En teoría, había un pacto para que los audios no se difundieran hasta que los protagonistas hubieran fallecido y para que no se usaran en procesos judiciales. En la práctica, no ha sido así. La detención de Gerry Adams y las grabaciones tienen una doble vertiente. Por un lado, se demuestra que no se puede eludir a la Justicia aunque pasen décadas. Por otro, pone en evidencia la crueldad del terrorismo y del enfrentamiento armado, no solo en las víctimas directas, sino en toda la sociedad que lo padece y cuyo sufrimiento se transmite en varias generaciones. Aunque no haya violencia explícita, esta permanece latente durante muchos años junto con el miedo y la desconfianza. Ahora falta por saber si la Justicia llega hasta el final de la investigación en este caso (y en otros que quedan pendientes), o si, por el contrario, se convierte en una especie de gato Tom ante las presiones y trabas que le van a poner todos aquellos que dicen que, por la paz, es mejor pasar página y olvidar. En cualquier caso, sea como sea, si Gerry Adams es tan católico, como dicen, tendrá que responder por sus actos en el juicio final.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD