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SIN CONCESIONES

Me niego

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión14-01-2014

Ahora son buenos. Ahora son pacifistas. Ahora son demócratas y quieren que les tratemos como demócratas de toda la vida. Ahora son respetables y piden que les respetemos como a cualquier otro ciudadano, cosa que ellos mismos no han hecho con el resto en décadas de crímenes. Ahora dicen que son muchos y tenemos que escucharles como si fueran millones, pero son los mismos de siempre. Ahora se presentan como inocentes a pesar de que muchos de ellos tienen condenas firmes por terrorismo. Ahora no podemos recordar su pasado porque así torpedeamos un futuro de convivencia. Ahora los sospechosos son las familias de las víctimas en vez de quienes han asesinado a casi un millar de personas. Yo me niego a aceptar esta infamia. Me niego a que consideremos buenos a los terroristas que han cometido atentados durante más de cuatro décadas. Me niego a considerar pacifistas a quienes todavía no han pedido perdón por los coches bomba o los disparos en la nuca. Me niego a equiparar a los asesinos y sus cómplices con los defensores de la democracia cuando hasta hace poco solo pensaban en quebrantar nuestra democracia y nuestro Estado de Derecho con la violencia. Me niego a respetar a quien se mofa de sus víctimas y las insulta, como ocurrió estas navidades durante una visita de la AVT al País Vasco. Me niego a tratar como inocentes a los que colocaban bombas lapa bajo los vehículos, los que cobijaban a los terroristas, los que guardaban silencio tras cada asesinato, los que vigilaban los zulos de los secuestrados, etc. Me niego a olvidar lo ocurrido en España durante cuatro trágicas décadas de terrorismo. Reivindico una memoria perpetua para las víctimas, las que yacen bajo tumbas mientras los etarras convocan ahora manifestaciones y ruedas de prensa. Olvidar a las víctimas sería ofender su legado y borrar su sacrificio. Yo me niego a pisotear el espíritu de Ermua que unió a los demócratas y arrinconó a la izquierda abertzale tras el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco. Me niego a comportarme como si ETA no hubiese matado a grandes defensores de la ley y la democracia como Fernando Buesa, Ernest Lluch o Francisco Tomás y Valiente. Me niego a dar la espalda a algunos buenos compañeros a los que la banda dejó huérfanos. Me niego a minimizar el sufrimiento que han vivido Irene Villa, Conchita Martínez, Ana Iríbar, Ángeles Pedraza, Teresa Jiménez Becerril y otros cientos de golpeados por la barbarie. Me niego a que una manifestación en las calles de Bilbao tenga más valor que el peso de la ley. Me niego a que una reunión de presos recién salidos de la cárcel se presente como un signo de reinserción. Me niego a que el buenismo y el oportunismo aconsejen pasar por alto 40 años de crímenes, como intentó convencernos Zapatero en la última negociación con ETA y aún sostienen unos pocos dirigentes políticos. Me niego a que se cuestione a las Fuerzas de Seguridad por seguir haciendo su trabajo, especialmente cuando la banda aún no se ha disuelto. Me niego a que se critique al Gobierno, sea del color que sea, por preservar y cumplir el Estado de Derecho. Me niego a claudicar al relato de los terroristas. Me niego a aceptar semejante falacia. Me niego. Me niego. Me niego. Son terroristas. No lo olvidemos nunca.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito