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ANÁLISIS DE ESPAÑA

El síndrome de Estocolmo

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura2 min
España13-01-2014

Es curioso este país. Al menos una parte. Nos pasamos el día rasgándonos las vestiduras y clamando por la independencia judicial. Nos‎ escandaliza que los representantes de la Justicia apliquen un trato distinto a ciertas personas por ser quienes son. Nos escama hasta que alguien pueda declarar por escrito. No nos vale otra cosa que ver al desgraciado de turno sometido al paseillo, camino del Juzgado. Pero luego son detenidos ocho etarras y hay no pocos que se llevan las manos a la cabeza. ¡Una operación policial a tres días de una manifestación!, ¡Qué torpeza del Gobierno! Se soliviantan porque la Guardia Civil y los jueces hagan su trabajo. Unos investigar y juntar pruebas y otros ordenar detenciones y registros si considera que hay base suficiente. El PNV y el PSE ven un error esta operación pocos días después de que los presos de ETA emitiesen su comunicado. Un comunicado para decir que asumen el "daño multilateral generado en el conflicto". Eso no es otra cosa que decir que es lo mismo el etarra al que le explotó la bomba en las manos que los niños asesinados en el cuartel de Zaragoza, por ejemplo. Un comunicado en el que dicen asumir la Ley, pero no dicen cómo van a hacerlo. Es decir, cómo van a pedir perdón, cómo van a pagar indemnizaciones, cómo van a romper con ETA y cómo van a colaborar con la Justicia. Eso es lo que dice la Ley ¿Lo harán? De Durango mejor ni hablar. Ya quedó retratado el silencio cobarde de 60 asesinos frente a un periodista que se limitó a cumplir con su deber de preguntar (los cínicos no valen para este oficio). Pero hay a quienes esta escenificación, estos amagos ya les parecen suficientes motivos como para tener que parar una operación prevista desde hace semanas. A la espera de una reunión orgánica que no se produjo hasta el día de las detenciones. El problema es que se parte de un error de base: haber asumido la dialéctica y la propaganda de ETA hasta creerse realmente que estamos en un proceso de paz. Y que el Estado tiene que corresponder con gestos a los amagos del mundo etarra. Es precisamente el trabajo de la Policía y la Guardia Civil el que llevó a ETA y su brazo político a buscar una salida honrosa a su derrota en el que ya la banda sobraba y estorbaba (Otegi dixit). Y ahí maquilló esa derrota con un escenario de mediadores, aietes y comunicados, pero ni un ápice de arrepentimiento o revisión autocrítica de su pasado. La sociedad vasca y la sociedad española no le debe nada, absolutamente nada ni a ETA ni a su mundo por haber dejado de matarnos. Pero hay algunos que piensan que detener a ocho etarras es dar "un paso atrás". Que arrestar a una persona como Arantxa Zulueta y a su camarilla es "un obstáculo para la paz". Sufren el Síndrome de Estocolmo. Es de locos.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio