ANÁLISIS DE CULTURA
Lou Reed: se busca sucedáneo
Por Marta G. Bruno2 min
Cultura30-10-2013
Es cierto que tendemos a magnificar los buenos recuerdos de alguien una vez muere. A colocar en un pedestal al que no lo fue tanto. Quizás sea porque la muerte reblandece hasta al más fuerte. Y suele pasar más en el mundo de la música: “muere un icono de la música”, “el genio del rock”, “artista irremplazable”. Y normalmente ni son iconos, ni genios, ni mucho menos irremplazables. Sólo son voces que nos acompañaron en un momento preciso de nuestra vida y sea su música la que haga que nuestro cerebro nos conecte con los recuerdos de un tiempo pasado que puede que sea mejor. Lou Reed no fue un artista cualquiera, sino que supo destacar entre otros. Tenía una voz profunda y un aire desenfadado, con un halo especial fruto entre otras cosas de los efectos del licor, que en el momento llenan de inspiración, pero que sin casi enterarse uno va acortando la vida como si retrasáramos el reloj un poco cada día. Y si hay algo imprescindible en el mundo del rock es pasearse por el lado salvaje con los ojos vendados. Si te pasa lo que a Amy Winehouse, Kurt Cobain, o Jimmy Hendrix…allá tú con tu vida. Y si además cubres esa destructiva espera con una antipatía desesperante el altar estará preparado tras tu defunción. Pero sin caer en el buenismo post mortem, hay algo que pone los pelos de punta. ¿Quedan hoy referencias? ¿letras que de verdad reivindiquen? ¿hay algo más allá de la electrónica plastiquera superventas? la respuesta es difícil de contestar, y si se hace, el no impera. Imposible encontrar un sucedáneo de Lou Reed. ¿Cómo abrazar hoy la música? ¿dónde está la inspiración hoy más allá del patetismo inherente en el ser humano nihilista? Ya no quedan noches de cuero negro, la droga deja de estar de moda y ahora sólo se lleva el postureo. Ya no es tiempo de acumular kilos de heroína con los que encalar paredes como si de una novela de Poe se tratara. Sí lo es de buscar nuevos talentos, de ir más allá de las escalofriantes boy bands y acertar, que no es difícil. Las discográficas han entrado en una oscura espiral donde todo el mundo canta lo mismo con el mismo soniquete de fondo. Y los futuros iconos del rock siguen esperando al final de la cola, a la espera de una nueva oportunidad. Mientras, seguiremos llorando a los muertos.
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Marta G. Bruno
Directora de Cultura de LaSemana.es
Licenciada en Periodismo
Estudio Ciencias Políticas
Trabajo en 13TV
Antes en Intereconomía TV, La Razón y Europa Press