ANÁLISIS DE ESPAÑA
El factor humano
Por Alejandro Requeijo
2 min
España24-06-2013
El fútbol es de los pocos oasis de orgullo patrio que le quedan hoy a una España invadida por el 'neonoventayochismo'. Hay muchos más motivos, pero no lucen tanto como la selección, entre otros éxitos deportivos. En España estos logros se utilizan muchas veces para apelar a la unidad del país. Se recuerda, no sin recochineo, que entre los titulares de La Roja hay muchos catalanes que se parten la cara por España después de cuadrarse con el himno. Poner el deporte al servicio de un país no es ni nuevo ni malo. Ahí está el ejemplo de Barcelona 92 o el de Nelson Mandela. Se cumplen ahora 18 años de la victoria de los Springboks en su Mundial de rugby. Lo cuenta John Carlin en El factor humano. El pacto entre el presidente del país y el capitán de aquella selección instalada en el pesimismo a pocos días de empezar el campeonato. El momento clave en el que se apoyó el líder sudafricano para convencer a todo un país en torno a un proyecto común. A Mandela le salen falsos imitadores en cada esquina. Aquí los más entusiastas vienen de la izquierda abertzale. Gustan de comparar la lucha de Madiba por la unión de un país contra el apartheid con Otegi y su lucha por legitimar un proyecto de odio, separación y 800 muertos (niños incluidos). "Sonreid porque vamos a ganar", pide ahora desde la cárcel "el Mandela vasco". De los suyos es aquel bruto que gritó "gora ETA militarra" a un grupo de chavales que osaron a celebrar la última Eurocopa por las calles de Donosti. Los problemas de aquella Sudáfrica o de la España del 92 y la actual no tienen nada que ver (no digamos ya si se compara con Euskadi). El deporte puede ser una herramienta muy útil, pero nunca la cortina de humo tras la que esconder las carencias. Entre otras cosas porque el deporte es caprichoso y se corre el riesgo de que el balón rebote en el poste en lugar de entrar en la portería. Un centímetro separa la euforia de la depresión. En España hay cientos de miles de factores humanos silenciosos que se están desperdiciando por falta de interés y/o de inversión. Son esos con los que hoy hay que buscar la alianza. Están en los institutos, en las universidades, en la cultura, en la investigación, en aquellos que tienen una idea pero no encuentran a nadie que se la financie. Ese es el verdadero proyecto común de futuro en el que el deporte sólo es un elemento más. Si hoy España organizase los ansiados Juegos Olímpicos, ¿el escenario sería más parecido a la Sudáfrica de Mandela o al Brasil de la Confederaciones?
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio