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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Edredoning cerebral

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España06-05-2013

Resulta que una joven dijo en un programa de televisión (Gran Hermano) que sólo ha ido a una manifestación en la vida “y fue para que volviese ETA”. Su intención era hacerse la graciosa. Ya ves. La cosa se hubiese quedado en otra broma sin gracia de las muchas que pasan desapercibidas entre la basura habitual de cierta televisión de no ser por las redes sociales que rápidamente hicieron circular la frase. Por suerte o por desgracia hoy ya no existe la opción de que las miserias se las lleve el viento siempre que haya un tuitero despierto dispuesto a hacerte pagar caro un descuido. Ese es el verdadero Big Brother orweliano y no la casa de Guadalix de la Sierra. El caso es que en este asunto todos los elementos intervinientes han estado en su sitio. Las redes sociales, la opinión pública y sus distintas sensibilidades divididas ante el debate, la Asociación de Víctimas del Terrorismo pidiendo la expulsión de la concursante. Y por último un programa que accedió a la petición. No había otra salida aceptable, sobre todo desde que la anécdota pasase a debate nacional (no confundir con la burbuja diaria de políticos, periodistas y editoriales de periódico). No haber hecho nada habría sentado un precedente peligroso. Y a estas alturas seguramente la joven siga sin entender el revuelo generado. Podría hallar un cierto consuelo si alguien incurriese en la osadía de compararla con Goldstein, pero para eso antes tendría que saber de quién se trata. Y eso es mucho pedir. Da igual si la frase la dijo en directo o no. Da igual cuantas personas estuviesen viendo en ese momento la tele. Da igual si lo que dijo es verdad o no, que obviamente no es cierto dado que nadie ha convocado nunca una manifestación para que vuelva ETA. Tampoco importa que al estar metida en la casa perdiese la perspectiva y se olvidase de que está un programa con una audiencia considerable. Lo realmente grave es que esta sociedad sea capaz de fabricar jóvenes para los que una banda terrorista con 800 muertos pueda ser objeto de broma. Jóvenes instalados en el edredoning cerebral. Sin consciencia ni conciencia. Cultivados precisamente en este tipo de programas donde todo da igual mientras se haga audiencia. A esta chica seguramente no le habría pasado nada de no ser porque los patrocinadores apretaron las tuercas temerosos ante la polémica generada. Era la pasta y no el honor lo que estaba en juego. No hay más que ver el nacimiento, desarrollo y muerte del fenómeno edredoning. Hace unos años dos jóvenes desfogándose debajo de un edredón en directo era motivo de que nadie tocase el mando durante el tiempo que durase el espectáculo. Hoy esa escena ya no sorprende a nadie. Simplemente forma parte del paisaje. Y eso pasa con casi todo. Se empieza con “bromas” sobre ETA y se acaba contando chistes sobre Miguel Ángel Blanco o Marta del Castillo en horario de prime time sin que nadie se inmute. Ah, que eso último también pasó… Será que sin polémica de por medio, patrocinadores y programa fueron menos ejemplarizantes. Qué peligro.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio