Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

España y Marruecos negocian una posible reconciliación

Por Cristina CasaresTiempo de lectura2 min
España24-05-2002

El ministro de Exteriores, Josep Piqué, anunció a principios de esta semana que España y Marruecos están negociando establecer un diálogo para mejorar las relaciones. Sin embargo, el número dos de la diplomacia marroquí, Taieb Fassi - Fihri, ha puesto como condición que el Ejecutivo español elabore una lista de las afrentas españolas. Aún no ha vuelto a España el embajador marroquí.

Las relaciones de España y Marruecos no pasan por su mejor momento. Desde que el 27 de octubre de 2001 el Rey Mohamed VI llamara a consultas a su embajador, Abdesalam Baraka, ambos países no han cesado de cruzarse críticas. Ahora, parece que comienzan a interesarse por reestablecer el diálogo. Eso sí, cada uno pone sus condiciones. Todo empezó en abril de 2001. España y Marruecos no llegaban a un acuerdo sobre la pesca. El presidente del Gobierno, José María Aznar, advirtió de que el fracaso de las negociaciones pesqueras tendría sus consecuencias. Seis meses más tarde (el 27 de octubre de 2001), el Rey Mohamed VI retiraba al embajador marroquí de España. Baraka volvía a Rabat. El Gobierno español se enteró por la prensa y estaba desconcertado. Marruecos apenas dio explicaciones. Baraka declaró que todo lo que había sucedido durante esos meses había dejado sus huellas: desde las acusaciones injustas sobre la inmigración o el tráfico de drogas hasta la convocatoria del embajador por parte de Piqué para reclamar la falta de control de pateras desde las costas marroquíes. El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, decidió viajar a mediados de diciembre a Rabat para entrevistarse con Mohamed VI y con el primer ministro marroquí, Abderramán Yussufi. Desde el Gobierno no pararon de lloverle las críticas. Le acusaban de entrometerse en la resolución de la crisis entre ambos gobiernos. Zapatero explicó que su intención era intentar "desenredar" la crisis y que los socialistas prometían "lealtad" al Ejecutivo español. La tensión era cada vez mayor. Ambos países no han cesado de lanzarse acusaciones. Por un lado, España se queja de la continua llegada de inmigrantes marroquíes de forma ilegal y de la gran cantidad de droga que desembarca en las costas españolas. Exige un mayor control a Marruecos. Por otro lado, desde el Gobierno marroquí se critica la postura española respecto a la cuestión del Sahara Occidental: España está de acuerdo con darle la soberanía a Marruecos pero convocando antes un referéndum. Además, Marruecos protesta por el trato de la prensa española a las instituciones marroquíes y por los reproches españoles por la inmigración ilegal y el contrabando de droga. A esto se suma el descontento de Rabat por la aprobación de las licencias de prospección concedidas a Repsol cerca de Fuerteventura y Lanzarote, que están a menos de un centenar de kilómetros de las costas marroquíes. Piqué anunciaba esta semana que Marruecos y España tienen la intención de impulsar el diálogo para reestablecer las relaciones entre el número dos de la diplomacia marroquí , Fassi-Fihri, y su homólogo español, Miquel Nadal. Fassi-Fihri, ha puesto como condición que el Ejecutivo español elabore una lista con los agravios españoles. España pide que vuelva el embajador de Marruecos.

Fotografía de Cristina Casares