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IMPRESIONES

Utopías tecnológicas e independentistas

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura3 min
Opinión25-10-2012

Cuando Humberto Eco acuñó la expresión “apocalípticos e integrados”, lo hizo para criticar el efecto de la cultura de masas que termina por reducirlo todo a etiqueta o titular de pensamiento plano y consumo fácil. Según él, la cultura de masas había simplificado la reflexión crítica sobre los cambios tecnológicos agrupando a los teóricos en dos bandos radicalmente distintos e inevitablemente enfrentados. Los apocalípticos serían los teóricos que identifican las tecnologías con el Anticristo; por su parte, los integrados creen que las tecnologías harán posible el Paraíso en la tierra. Esta semana empecé a leer el ensayo Socionomía, en el que la profesora y tuitera Dolors Reig (@dreig) expone las claves de la revolución social que supone la red. Me acerqué al libro con sentimientos encontrados, y la lectura confirmó mi intuición: la calidad de su contenido no logra librarme de lo agrio de su ideología utopista trasnochada. Habla del futuro con categorías del pasado. Huele a utopísmo del XIX y a izquierda del XX. La autora es una conversa, una salvada por la tecnología, una integrada de libro, en las categorías de Eco. Quiero ponerles sólo un ejemplo. Es el primer párrafo de la contraportada, redactado por Pep Llop, y que pretende publicitar y mostrar el tono del libro: “Hay muchos libros sobre la revolución que está suponiendo internet, pero sólo éste nos muestra con claridad científica cómo nos encaminamos hacia una nueva era que será mucho mejor”. La cursiva es mía. Repasemos: “Revolución”, predicción del futuro con “claridad científica”, “nueva era” que, sin duda, será (como sabemos científicamente) “mucho mejor”. Conocer la historia y la literatura del último siglo debería servirnos para sospechar sobre la verdad -cuando no para temer las consecuencias prácticas- de discursos como éste. Algo similar ocurre con los discursos políticos de los independentistas de diversas regiones españolas. Son trasnochados, utópicos y mesiánicos. Están alejadísimos de la calle y de las gentes, aunque las gentes a veces quieran dejarse engañar (de ilusión también se vive) por algunas palabras talismán y efectismos políticos. En los últimos tiempos el Gobierno español y la prensa nacional, además, están jugando exactamente con las mismas armas, incrementando la tensión en las calles para que los adeptos de uno y otro hagan ruido y manifiesten la fuerza de sus ideas. En esa clave (de nuevo, repasemos la historia), la única salida es la violencia. La denuncia de las etiquetas que nos trajo la cultura de masas no es un capricho de intelectuales. El pensamiento plano y frentista provoca sentimientos planos y frentistas que conducen a acciones planas y frentistas. Debemos vencer nuestras propias etiquetas (cada uno las suyas, que tendemos a ver sólo las del otro) o acabaremos como en los cómics y en las películas de acción. Nosotros, los buenos; los otros, los malos; los tiros, un mal necesario para el advenimiento de esa “nueva era” que será “mucho mejor”.

Fotografía de Álvaro Abellán

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Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach