SIN CONCESIONES
En el Día del Padre
Por Pablo A. Iglesias2 min
Opinión19-03-2012
En el Día del Padre me acuerdo de muchas cosas. Una de ellas, las manualidades que de niños elaborábamos en el colegio. Recuerdo esos regalos de escaso valor material pero enorme significado sentimental. Me viene a la memoria el sumo cuidado que ponían nuestros dedos al dar forma a aquellos obsequios y la delicadeza con la que los envolvíamos. Las profesoras siempre insistían en que era un secreto, una sorpresa. Recuerdo el despertar en el Día del Padre. Los nervios recorrían las piernas y los brazos. La ilusión te empujaba de la cama con el fin de aterrizar en otra más grande en la que te sentías tan arropado como querido. En el Día del Padre recuerdo la ilusión que sentí hace un año. Como si fuera el primero, porque era el primero. El primero después de sentir que nunca más tendría uno. Pero lo hubo. Y ahora llega otro. Todos los Días del Padre deberían afrontarse como si fueran el primero. La ilusión y los nervios de niño se transforman en gratitud. El Día del Padre debería ser un día de acción de gracias. Gracias por la familia en que nacimos. Gracias por la infancia que nos permitió jugar y crecer. Gracias por los valores que aprendimos en casa. Gracias por el calor que sentimos sin necesidad de que nos abrazaran. Gracias también por los abrazos. Gracias por las risas. Gracias por los viajes, tantos y lejanos. Gracias por las visitas al campo y la montaña. Gracias por las comidas multitudinarias. Gracias por el sentido de la responsabilidad. Gracias... gracias... gracias... Gracias a mi padre y gracias al Padre. En el Día del Padre siempre me acuerdo de las madres, porque también de ellas es el día. Un buen padre lo es porque, a su lado, suele tener una mujer excepcional. Ellas siempre lo son. El Día del Padre es como el día de la familia. Un padre en sí mismo es mucho, pero suele estar incompleto si no hay una madre a su lado. Por encima del padre y de la madre, siempre está la familia. El conjunto. El equipo. Suele decirse que la unión hace la fuerza, pero la familia es mucho más que una unión. Es todo en los primeros años de vida. Es la que forja tu personalidad, sin darte cuenta, cuando eres un niño. Es la que marca el rumbo cuando creces, incluso cuando reniegas de la propia familia. Es nuestra esencia, el origen de nuestro yo más íntimo. Cuando la tenemos cerca y cuando está lejos. Procuro no olvidarlo nunca. Menos aún, en el Día del Padre.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito