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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Putin no vuelve, siempre estuvo ahí

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional12-03-2012

Vladímir Putin vuelve a dirigir los destinos de Rusia, y lo hace después de arrasar en las últimas elecciones celebradas. Putin recupera un cargo que ya desempeñó entre 2000 y 2008. Sin embargo, nunca se desvinculó del poder, ya que, desde 2008 y hasta ahora fue primer ministro, con Dmitri Medvédev como máximo dirigente. Había tal afinidad entre ambos que, incluso, se decía que Putin era quien llevaba las riendas del país desde un segundo plano. Estar cerca del poder es algo que a Putin siempre se le ha dado bien. Ya desde joven formó parte del soviético Comité para la Seguridad del Estado (KGB), y a finales de la década de 1990 fue director del Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB) -considerado como sucesor del KGB-. Vladímir Putin sabe cómo moverse en el terreno político y aprovechar sus habilidades y las oportunidades que le llegan. Su nueva legislatura se presenta apasionante. A las dificultades propias de gestionar un Estado con enorme potencial, inmenso (sus fronteras van desde Finlandia hasta Alaska) y con tanta diversidad étnica-social, se le une un factor que está cogiendo protagonismo: las protestas de la población. Las sospechas de fraude (en muchos casos, más que fundadas) en las pasadas elecciones han originado que miles de personas salgan a la calle para denunciar lo ocurrido y pedir reformas y transparencia. Todo parece indicar que este movimiento social ha nacido para quedarse, que poco a poco se va perdiendo ese miedo heredado de la represión soviética. Rusia está en un proceso de desarrollo y para que llegue a buen fin necesita que todos pongan su granito de arena en la medida de sus posibilidades. Si Putin gestiona el país desde una seudodemocracia lo único que conseguirá es aumentar las diferencias sociales e incrementar la brecha entre pobres y ricos (Moscú es una de las ciudades del mundo donde más millonarios hay). Todo ello, mientras solo unos pocos (generalmente, afines al poder) se benefician. Si por el contrario, Putin se deja de amiguismos, escucha las propuestas que recibe (por venir de la oposición no todas han de ser negativas), seguro que consigue desarrollar una gestión mucho mejor y más efectiva. Así se genera confianza, y tener confianza siempre es bueno, porque es un punto a favor a la hora de resolver las dificultades. Y guiar un país como Rusia, no es fácil.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD