ROJO SOBRE GRIS
Informe del día
Por Amalia Casado
2 min
Opinión08-01-0112
Hoy he cocinado macarrones con una salsa de tomate que llevaba de todo: pimiento, sobrasada, cebolla, pimienta, sal, huevo y también tomate. Me he levantado temprano, y no recuerdo ningún día en los últimos años en el que haya programado tan bien la forma de repartir el tiempo del que disponía. Ahora ya es de noche, y cuando acabe el artículo me sentiré genial, como el atleta de maratón que ha llegado a la meta. He puesto lavadoras, y he acabado con la montaña de ropa que cada noche al acostarme me amenazaba desde la otra esquina de la habitación. También he descolgado los manteles, y he gritado como loca cuando he visto a un saltamontes de unos 10 centímetros que tomaba el sol de enero posado sobre el de rayas granates que tanto os gusta. Álvaro ha venido a mi rescate, y lo ha devuelto a la naturaleza salvaje que tanto me sobresalta. He tomado café de ayer y he preparado otra cafetera para seguir en tensión perfecta durante el resto del día, especialmente en la fase dos: ordenar la segunda montaña, esta vez de papeles, que durante meses ha crecido en el suelo del despacho. He disfrutado mucho. A pesar de las apariencias, el desorden estaba compuesto de pequeños cúmulos de orden que se habían ido apilando con el paso del tiempo, y ha sido fácil poner cada cosa en su sitio. Encontré una joya de mis 18 años: un borrador de trabajo sobre la historia de los partidos políticos que, como siempre que leo cosas de mi pasado, me ha dejado perpleja de mí misma. Qué tía tan lista fui. Estaba plagado de ideas originales, de reflexiones agudas, y redactado con una exquisitez y propiedad que a Álvaro le ha dejado también impresionado. ¿Conservaré algo de aquello? Dicen que el que tuvo, retuvo La tercera fase del día ha consistido en cocinar, rescatar algunos restos de vuestra estancia en casa, y sacarles partido. Las manzanas con canela han quedado riquísimas. Están en la nevera, y fresquitas saben aún muchísimo mejor. La tarde ha sido para las cosas bonitas y para los deberes que tengo del estudio de arquitectura. En definitiva, para disfrutar de lo que me gusta. Álvaro ha trabajado todo el día, y ni cuenta se daba de la hora que era, así que he sido también una especie de campana que ha marcado las horas importantes: ¡es hora de comer!, ¡no llegamos a misa!, ¡a cenar!... Su forma de relajarse ha sido pelearse con el cajón peruano que le han traído los Reyes, y al que hemos bautizado como flamenquito. La cama la haré cuando me vaya a dormir. Todo lo demás, mamá, papá está en orden. Esto de que se acabe la Navidad y ya no estéis los papis-mamis no nos deja más remedio que hacernos mayores otra vez de golpe, así que, rojo sobre gris a un día requetebién organizado.
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Amalia Casado
Licenciada en CC. Políticas y Periodismo
Máster en Filosofía y Humanidades
Buscadora de #cosasbonitasquecambianelmundo