ROJO SOBRE GRIS
La imprescindible vinoteca
Por Amalia Casado
1 min
Opinión13-03-2011
Este fin de semana puedo medirlo en gramos, en kilos, en agujeros de cinturón, en sobredosis de descanso, en olivos por segundo, o en litros de aceite respirado. Sí: los olivos tienen patas. Generalmente tres; a veces, cuatro. Se parten, se desgajan por el tronco. Y todo el campo huele a aceite. A veces no son patas: son varios olivos plantados juntos que juegan al corro. También mi lavadora debe de tener patas. En el programa para lavar en frío que dura una hora y veinte, bota. Es muy joven para comportarse así. Yo pensaba que era cosa de los años, pero resulta que no. Mi lavadora es como un olivo. A lo mejor un día se parte en tres y tritura la encimera. La clase donde Antonio Machado enseñaba en Baeza se conserva intacta. Sus mapas, sus pupitres, su mesa de profesor, su silla de maestro, las baldosas que pisó. Los alumnos de la Universidad transitan por delante cada día. ¿Recitarán sus versos al pasar?: “Bueno es saber que los vasos/ nos sirven para beber;/ lo malo es que no sabemos/ para qué sirve la sed”. Este fin de semana puedo medirlo en piedras por centímetro, en cigarros por paseo, en empachos por comida, en gatos, perros, ranas, venados, cochinillos, rodaballos y corderos. En olivos, en olivas, en sombreros, ceniceros. En fotos y vinos; en cañas y cafés; en helados; en humos; en entrantes salientes, naranjas, gorriones, rones y gyntonics. En deanes y abades; obispos y priores; sacristates, canónigos y cardenales. Este fin de semana puedo medirlo en sed. En sed saciada de estar. En sed saciada de ser. Sin más. Sin menos. Rojo sobre gris a mis suegros, porque saben que una vinoteca es imprescidible para el matrimonio.
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Amalia Casado
Licenciada en CC. Políticas y Periodismo
Máster en Filosofía y Humanidades
Buscadora de #cosasbonitasquecambianelmundo