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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Calor humano

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad25-07-2010

Se supone que las vacaciones son un tiempo de descanso, de ruptura con la rutina, una purga mental. Pero parece que no todos los españolitos quieren unas vacaciones así. La crisis está hacinando a la población playera en los apartamentos de la costa ibérica, que alcanza una densidad similar a la de Calcuta, pero con tanga y michelines. Y claro, la costumbre pesa y en la arena de la playa la masificación de la terraza del pisito del primo ha de continuar. Se supone que la playa es de todos, que todo bañista tiene derecho a un hueco para poner su toalla y que uno debe encontrar un pasillo de arena para acceder al baño sin abrasarse los pies. Pues no. Debe ser que no pocos españolitos quieren disfrutar del calor humano estival, enterarse de las cuestiones familiares de la sombrilla de al lado, y husmear la revista del corazón de la vecina de playa. ¿Por qué la ley de costas no se aplica también a quienes llegan tarde y quieren colocarse en primera línea, donde rompen las olas? Se supone, y se supone mal, que entre una y otra sombrilla no hay lugar para una tercera, hasta que llega algún arquitecto y planta el talanque. Viene preparado con taladro-tuneladora, nevera de camping al completo y sábanas descoloridas con las que unir su sombrilla a la del cuñado con pinzas de la ropa. Se supone que por uno de esos paisajes autóctonos que posibilita el verano en España no va a dejarse caer la señora Obama, que ha elegido este país para pasar unos días en familia. Por el momento ha reservado un hotel de lujo en esa Marbella en la que muchos veraneantes no van con la neverita y la cerveza, ni comparten terraza y sombrilla porque el paro no les llega para más. Eso sí, se supone que cuando regresen a la cruda relidad, esos españolitos tendrán mucho tiempo para descansar en el silencio del trabajo que no llega, el sofá y el mando a distancia, todo un plan para unas vacaciones eternas.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo