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ROJO SOBRE GRIS

Sola

Fotografía

Por Amalia CasadoTiempo de lectura2 min
Opinión17-05-2010

Me lo temía. No es una soledad interior, como la de quien se siente abandonado del interés y el cariño de todos, incomprendido u olvidado. Es la soledad de no tener permanentemente a alguien a tu lado, como un vagón dejado en la vía sin locomotora que tiene que echar a andar, decidir el rumbo, dar el pequeño pero gigantesto siguiente paso. Levantarme... ¿por qué, si estoy sola? Cocinar: ¿por qué, si estoy sola? Recoger los platos: ¿por qué, si estoy sola? Pues sí: Este fin de semana me he quedado sola en casa, y en algún momento del domingo he caído en la cuenta de que los motivos que le mueven a uno en la vida se encarnan en personas que podemos ver y tocar, y cuando no están –porque se marchan, porque nos las arrebatan, o porque nos decepcionan- es fácil perder el rumbo: se ha esfumado con la persona que lo encarnaba. Me preguntaba si hay una buena manera de vivir la adversidad, porque sentirse sola -aunque sea de esa forma tan superficial como a mí me ha sucedido- es una adversidad que con un poco de sensibilidad y de empatía se puede extrapolar para imaginarse a otros o a uno mismo en otras dificultades y soledades peores. En la adversidad se pierde por un momento el motivo que le mueve a uno. Se pierde la esperanza: no hay peor soledad que la de no tener la compañía de un ideal, de un norte, de un sentido, de algo que se espera lograr y que ha de ser lo suficientemente valioso como para motivarte. No vale cualquier motivo. No sirve cualquier rumbo. No es fácil engañarse. Lo que esperas te modela e, interiormente, sabes distinguir lo que merece la pena de verdad y lo que no. Más auténticos. La adversidad de la soledad nos hace más puros y auténticos. No porque hay que resistir -no es cuestión de voluntad-, no porque tengo que sobrevivir –no es cuestión de orgullo-: nos vemos abocados a recuperar el sentido y nuestra experiencia real de él. Rojo sobre gris, querido, por dejarme sola estos días.

Fotografía de Amalia Casado

Amalia Casado

Licenciada en CC. Políticas y Periodismo

Máster en Filosofía y Humanidades

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