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ANÁLISIS DE DEPORTES

Traumatismo múltiple

Fotografía

Por Alejandro G. NietoTiempo de lectura3 min
Deportes15-03-2009

Ser aficionado del Real Madrid no es fácil. Al menos en los últimos tiempos. Uno vive constantemente expuesto a sufrir sin previo aviso los golpes más aparatosos y tener que aguantar las magulladuras con estoicidad, a la espera de que lleguen momentos mejores. Parece como si las costumbres que imperan en la ribera del Manzanares se hubieran extendido como una epidemia por el resto de la capital y que ya no sea el Atleti el único pupas de España. La realidad es que los fieles seguidores blancos han padecido múltiples traumatismos esta temporada. Primero fue el golpe de la eliminación copera, a pies de un humilde Real Unión. Llegaron después, dolorosas como puñetazos, las derrotas en Liga que dejaron al equipo a doce puntos del Barça y propiciaron el cese de Bernd Schuster. Más tarde, el escándalo desatado por la manipulación de la Asamblea de Compromisarios y la dimisión de Ramón Calderón también dejó ciertos cardenales. Pero lo que más ha dolido, de largo, ha sido la sonrojante eliminación de la Liga de Campeones contra el Liverpool. Está siendo año de palos para el Real Madrid, acostumbrado en las últimas temporadas a olvidar sus penas con un balsámico triunfo liguero. Pero este año parece difícil que el destino vaya a administrar, nuevamente, esa medicina al equipo de Concha Espina. El Barça está sólido como nunca, confiado y motivado por sus éxitos en las tres competiciones. Tiene atada la Liga y demasiado se tendrían que torcer las cosas para que la acaben regalando a su eterno rival. No parece probable. Es, incluso, tan factible como que los azulgranas acaben ganando Liga, Copa y Champions, lo que ya sería el batacazo definitivo para dejar al aficionado merengue en un coma difícilmente reversible. Mucho debe cambiar en la casa blanca para los días de hospitales toquen a su fin y para acabar, el año que viene, con la sequía de un lustro sin pasar de cuartos de final en la máxima competición europea. Las elecciones serán el primer paso. El nuevo equipo directivo deberá actuar con valentía para marcar el inicio de una nueva era. Con Juande o sin él –cierto es que con lo que ha logrado en Liga se ha ganado la renovación– habrá dos tareas principales que deben tomarse para recuperar el prestigio europeo: acabar con el estatus del que gozan las vacas sagradas del vestuario, que cortan la progresión de las nuevas generaciones, y fichar a jugadores de calidad y proyección para los puestos que están cojos (nada de Fauberts, Saviolas ni Parejos). Eso sí, antes de nada, habrá que ver quién se presenta a las elecciones. Tal vez los votantes ni siquiera tengan la oportunidad de elegir a un presidente honrado y con coraje para poner en marcha la revolución necesaria. Lo más seguro es que haya que optar entre un par de ladrones, un mangante y algún millonario caprichoso (que es lo que fue Florentino, no lo olviden, en sus últimos años de mandato). Si finalmente es así, ya pueden ir fletando un autobús de sacerdotes que vayan a dar la unción bendita al Santiago Bernabéu.

Fotografía de Alejandro G. Nieto