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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Dificultades para ser más fuertes

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura3 min
Internacional15-03-2009

Irlanda del Norte regresó la semana pasada a la actualidad internacional y lo hizo con noticias que para la opinión pública ya no son habituales porque, gracias al proceso de paz, se ha olvidado de contar muertos a diario. Quizá por esta razón, el asesinato de dos militares y un policía causaron tanta repulsa entre la población. El IRA Auténtico se responsabilizó del atentado en el que perdieron la vida los dos militares y el IRA de Continuidad asumió la autoría de la emboscada que mató al policía. Tanto el IRA Auténtico como el IRA de Continuidad son escisiones del Ejército Republicano Irlandés (IRA), uno de los grupos terroristas más sanguinarios durante décadas y que dejó las armas paulatinamente. Los acuerdos de Viernes Santo de 1998 fueron el punto de inflexión necesario para impulsar el proceso de paz en Irlanda del Norte y poner la semilla de la convivencia pacífica entre las comunidades republicana (de mayoría católica y partidaria de la unidad de Irlanda) y unionista (mayoritariamente anglicana y que defiende el mantenimiento de Irlanda del Norte como una región de Reino Unido). Dadas las características del enfrentamiento –con miles de muertos durante décadas y numerosos excesos cometidos por todas las partes–, los pasos dados y los sacrificios hechos son muy importantes. Irlanda del Norte y su gobierno autónomo –en el que comparten mesa enemigos acérrimos hasta hace poco– son un ejemplo de aunar esfuerzos para sacar adelante la paz en una zona convulsa. Hasta la fecha, lo han ido logrando pese a las complicaciones que se han registrado durante los pasados años. Ahora, todos los implicados en la paz norirlandesa tienen que hacer frente a un nuevo desafío con los dos atentados cometidos por el IRA Auténtico y el IRA de Continuidad y que han dejado un saldo de tres muertos. Estas acciones deben servir para hacer más fuerte la vida en común de republicanos y unionistas y reforzar el fin de las hostilidades. De momento, tanto el Gobierno norirlandés como el británico se han mostrado decididos a no regresar a los “viejos tiempos” y han mostrado un mensaje de unidad y de condena de los ataques. La situación no es sencilla porque nadie puede controlar totalmente a grupúsculos que se encargan de sembrar el odio entre los jóvenes (muchos de los cuales no han vivido el conflicto) y que apuestan por la violencia. Lo que sí puede hacer el Ejecutivo norirlandés es seguir dando ejemplo de unidad y de trabajo por un bien común pese a las diferencias ideológicas existentes. También debe evitar que se produzcan venganzas y que el “ojo por ojo” regrese. En estos momentos de tensión y sensibilidad a flor de piel, la reflexión y la calma son imprescindibles. Todos los que apuestan por la paz en Irlanda del Norte, que son la mayoría, tienen que mostrar su repulsa por la violencia y poner su granito de arena (cada uno según sus posibilidades) para lograr que unos pocos no acaben con una convivencia que ha costado tanto lograr.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD