Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ESTADOS UNIDOS

La destrucción de pruebas en el ‘caso Enron’ salpica a Arthur Andersen

Por Julia Almagro PadillaTiempo de lectura1 min
Economía27-01-2002

Enron era la compañía energética más importante del mundo. Hace un año, sus acciones se cotizaban a 85 dólares. Hoy, todo ha cambiado, su situación era ficticia y su inminente quiebra destapa todo un entramado de manipulaciones y mentiras.

Para ocultar la realidad, Enron manipulaba la información que le hacía llegar a sus auditores de Arthur Andersen, con su posible consentimiento. Pero la cara más grave del problema consiste en que miles de empleados y jubilados de la empresa, cuyos ahorros estaban invertidos en acciones de Enron, han contemplado, con impotencia, cómo caía en picado su cotización. En cambio, los principales ejecutivos de Enron sí que tuvieron tiempo de vender sus acciones, antes de que saliera a la luz el escándalo. Eso no es todo, ya que el problema de Enron también alude a la Casa Blanca; Bush es amigo íntimo de Kenneth Lay, presidente de la compañía eléctrica, y Enron fue una de las principales fuentes de financiación de la carrera política del presidente republicano. El Congreso de Estados Unidos tendrá, como asunto prioritario, la revisión de los fallos del caso Enron. Antiguos empleados de la eléctrica aseguran que, a pesar de las investigaciones abiertas, se siguen eliminando documentos importantes, relacionados con las compañías creadas por Enron para camuflar las operaciones. El último episodio pasa por el supuesto suicidio del vicepresidente de la compañía, Clifford Baxter, que era uno de los 29 imputados en el caso y al que encontraron muerto en su coche de un balazo en la cabeza. Joseph Berardino, presidente de Arthur Andersen, trata de justificar el fracaso de Enron sin involucrar excesivamente a su empresa. Las relaciones de Arthur Andersen y Enron eran muy estrechas, hasta el punto de que, en Houston, era difícil diferenciar a los empleados de una y otra. Varios empleados que trabajaban en la auditora pasaron a engrosar las filas de la eléctrica. La responsabilidad de Arthur Andersen en el caso será investigada por las comisiones parlamentarias que investigan la caída de Enron, sus causas y su situación.

Fotografía de Julia Almagro Padilla