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PUNTOS DE DEBATE

Deshojando la margarita

Fotografía

Por Elías SaidTiempo de lectura3 min
Opinión06-04-2008

A tan sólo cuatro meses de la celebración de la Convención del Partido Demócrata en Estados Unidos, donde se decidirá el candidato a las elecciones presidenciales de noviembre de 2008, Barack Obama y Hillary Clinton se encuentran en medio de una encarnizada lucha para hacerse con el liderazgo del partido en dicho evento. El proceso preelectoral en Estados Unidos es una mezcla de política de confrontación y espectáculo mediático, al mejor estilo de Hollywood. En todo este proceso de escogencia, los ciudadanos estadounidenses, en general, y los simpatizantes demócratas, en particular, son los principales sujetos del deseo de ambos aspirantes. Ambos candidatos prometen, tratan de liderar la agenda de temas expuestos en campaña y aliarse con personalidades relevantes de la sociedad estadounidense para garantizarse los anhelados votos. Hasta este punto, todo acontece igual en todos los países. Lo que sí resulta sorprendente es la forma que ha ido tomando este proceso, en el que los medios de comunicación han servido para legitimar, o no, actitudes o declaraciones expuestas por cada uno de ellos, aumentando la “espectacularidad” del proceso. Analogías con personajes del celuloide más estadounidense, Rocky Balboa, lazos genealógicos con personalidades del papel couché y político de Estados Unidos, ranking de personalidades más buscadas por Internet, vídeos musicales publicados en Youtube, exposición de grabaciones de archivo para contrarrestar declaraciones, cruce de acusaciones entre candidatos demócratas y encuentros multitudinarios con simpatizantes; hacen que este proceso preelectoral sea visto con asombro y se considere el más reñido en la historia reciente de la política de este país, amén del partido. Los decibelios generados por esta competencia electoral y circo mediático ha generado un marco donde los barones del partido demócrata alertan sobre la posibilidad de rentabilizar el encarnizado enfrentamiento con el candidato republicano John McCain, al olvidarse Obama y Clinton que, lo que está en juego, no es solo la candidatura demócrata sino también llegar fuertes al gran evento: las elecciones presidenciales de noviembre. Además de mostrársenos las dinámicas propias de la política estadounidense, la atención prestada por los medios de comunicación a la precampaña demócrata le generará más beneficios a Obama que a Clinton, no solo, por su manejo de un discurso más esperanzador y fresco, sino por el carisma e identificación que genera ante sus orígenes de colectivos minoritarios, hasta ahora carentes de oportunidades para el acceso a dicho cargo y por su carácter de ¨nuevo¨, en comparación con Clinton. De todas formas, convendría preguntarse que está en juego, ¿Las riendas de un país o el papel principal de una película de acción? Por todo lo visto, no sé qué pensar y les reconozco que pese a mi afinidad con el mensaje e imagen de Obama, creo que la cuestión no es solo un tema de carisma o de ser un ¨animal mediático¨, sino quién tendrá la capacidad de asumir la dirección del país más influyente en el mundo. Esto es lo fundamental para pasar así, después de todo este tiempo, el sentimiento de oscurantismo e incompetencias que el gobierno de Bush genera.

Fotografía de Elías Said