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SERBIA

Decenas de miles de serbios despiden a Slobodan Milosevic

Por Salva Martínez Más Tiempo de lectura2 min
Internacional19-03-2006

"Un asesino y sus crímenes han sido glorificados hoy", decía el sábado pasado el ministro de Asuntos Exteriores de Serbia y Montenegro, Vuk Draskovic. Ésta fue de las últimas declaraciones de los representantes de las instituciones serbomontenegrinas sobre la muerte de Slobodan Milosevic.

Draskovic fue más allá en sus declaraciones. Dijo que le daba "vergüenza" ver las reacciones a la muerte de Milosevic. "Al elevar un asesino en serie al rango de héroe nacional, sus víctimas vuelven a ser asesinadas y Serbia se deshonra a sí misma", aseguró el fin de semana pasado. Las palabras del jefe de la diplomacia serbomontenegrina se referían, sobre todo, a la movilización registrada a lo largo de la semana pasada en la que miles de serbios acudieron al velatorio público de Milosevic entre el jueves y el sábado pasado, días en los que estuvo expuesto el féretro del ex presidente serbio en el museo de la revolución de Belgrado. Pero las palabras de Draskovic se dirigían, en concreto, a las cerca de 50.000 personas reunidas el día del entierro en la plaza central de Belgrado. Esa reunión dio cita a militantes nostálgicos del radicalismo nacionalista serbio que mantuvo el poder de Serbia desde la primavera de 1990 hasta el otoño de 2000. Un ejemplo vivo de este nacionalismo es Minorad Vucelic, diputado del partido que fundara Milosevic, el Partido Socialista Serbio (SPS). Vucelic aseguraba ante la masa de nacionalistas serbios el sábado pasado: "No hay un lugar mejor que esta plaza para darle nuestro adiós, hagámoslo de manera digna, gritemos su nombre en voz alta". Y es así que la despedida del féretro de Milosevic que viajaba desde Belgrado a la ciudad de Pozarevac se hizo al grito: "Slobo, Slobo". En Pozarevac, la ciudad que vio nacer a Milosevic, la concentración no fue mucho menor a la multitudinaria registrada en el centro de Belgrado. Aunque no hubo familiares directos ni honores de Estado durante la inhumación, en el último adiós a Milosevic se dieron cita decenas de miles de nostálgicos del ex presidente serbio y su régimen. Un orden, el de Milosevic, que lanzó a la población serbia a cuatro guerras fruto del delirio nacionalista del conocido por sus detractores como el "carnicero de los Balcanes": La "guerra de los diez días" contra Eslovenia en Junio de 1991, año en que también comenzaron las guerras que costaron la vida de más de 200.000 personas en cuatro años contra Croacia y Bosnia-Herzegovina y, finalmente, en 1999, la guerra de Kosovo. Esos cuatro conflictos partían de la voluntad de Milosevic de crear una "Gran Serbia". Nada más lejos de la realidad. Si de ellos se recordará algo, ese algo será un término aparecido en los días de las guerras contra Croacia y Bosnia-Herzegovina, "limpieza étnica". Los crímenes de lesa humanidad cometidos durante esos conflictos empujaron a la Comunidad Internacional al arresto de Milosevic y su entrega al Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia (TPIY) en abril de 2001. Tras su muerte, casi cinco años después de su arresto, Milosevic ha escapado a la Justicia por la puerta de atrás. "Ha muerto inocente", decía orgulloso la semana pasada uno de sus abogados. Carla del Ponte, la fiscal del TPIY, asumía lo que para ella "representa una derrota total", según dijo.

Fotografía de Salva Martínez Más