Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR

Quién es Tolkien

Fotografía
Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión30-12-2001

Viajo en Metro desde que tengo uso de razón, pero nunca antes vi a nadie con un libro de Tolkien, a pesar de que era el autor de culto del que jugadores de rol y otros compañeros hablábamos siempre durante el recreo allá por el año 1990. Desde entonces hasta hace un par de días, ni libros especializados ni profesores de literatura ni críticos ni, naturalmente, lectores de Metro -es el mejor lugar para conocer las lecturas de las personas de a pie- se hacían eco de la obra colosal de este católico inglés. Ha sido el marketing cinematográfico el que ha llevado El señor de los anillos de los últimos estantes para jóvenes mitómanos a los próximos a la entrada bajo el título “Los más vendidos”. Como si esta obra de hace casi medio siglo fuera una novedad editorial. Además, la industria literaria-periodística publica cientos de anécdotas de la personalidad y la biografía de Tolkien. Con tanta anécdota sobre él, es divertido leer la carta en la que Tolkien critica a los biógrafos de su época por centrarse en multitud de hechos accidentales y olvidar los pocos acontecimientos esenciales: “Hay unos pocos hechos fundamentales que, por secamente que se expresen, son en verdad significativos. Por ejemplo: nací en 1892 y viví mis primeros años en “La Comarca” en una era premecánica. O, lo que es todavía más importante, soy cristiano (lo que puede deducirse de mis historias), y católico apostólico romano por añadidura”. Pocas personas saben esto, a pesar de que es precisamente lo primero que Tolkien dijo de sí mismo para explicar su obra. Pocos saben que El Señor de los anillos es un libro hondamente católico cuyos temas fundamentales son Dios, la naturaleza caída del hombre -por su ansia de poder-, y la vocación o llamada personal a cumplir un papel en el plan divino o Providencia, que culmina con la Redención. Y tal vez algunos intuyan, aunque pocos lo han dicho, que para Tolkien la Tierra Media no es una ficción, sino una realidad mítica, la más auténtica de las realidades humanas, porque responde a la verdad íntima sobre qué es el hombre. Y si usted quiere de veras conocer a Tolkien, vea la película -fiel reflejo del libro- y compre una buena y entretenida biografía, como Tolkien. Hombre y mito, de Joseph Pearce, en Minotauro. No la verá entre “Los más vendidos”, ni en el Metro, pero descubrirá un mundo mítico -profundamente humano- mucho más rico del que nos ha vendido el marketing hasta ahora.